Es innegable que la serie Squid Game (El Juego del Calamar) supuso un punto de inflexión para conocer las series coreanas y disfrutar de ellas, no en vano su protagonista ha llegado a Hollywood de la mano de la serie The Acolyte. Sin embargo, su segunda parte no alcanzó ni mucho menos el Ć©xito de su predecesora, asĆ­ que la plataforma Netflix ha buscado enganchar a la audiencia con una nueva serie de misterio psicológico: The 8 Show.

Un grupo de ocho personas con distintos problemas es reclutado para permanecer en un misterioso edificio. Cada uno de ellos ganarƔ dinero por permanecer en Ʃl con una serie de normas.

Pronto se darƔn cuenta que para ganar mƔs dinero, lo importante es el tiempo en el que logren permanecer allƭ. Son parte de un show que les pagarƔ muchos millones por el disfrute de la audiencia.


Basado en el webtoon Money Game de Bae Jinsoo, se emitió en mayo de 2024 en la plataforma Netflix con un total de 8 episodios de aproximadamente una hora de duración.

Ryu Jun Yeol es 3F. Modelo y actor que se estrenó como tal en 2012 en el cortometraje Nowhere y su último trabajo es el que nos ocupa. Su personaje fue engañado por unos usureros y cuando decide suicidarse, se le presenta la opción del juego para ganar mucho dinero. Miedoso y mezquino quiere pasar desapercibido, pero tal vez confía en quien no debe.

Chun Woohee es 8F. Inició su carrera como actriz en 2007 con la película Herb y actualmente tiene en emisión The Atypical Family (2024) junto a la que nos ocupa. Su personaje es el que mÔs suerte tuvo en la repartición de habitaciones, estÔ en el 8º piso y es la que mÔs dinero ganarÔ. Es caprichosa y saca a relucir su lado mÔs egoísta.

Park Jungmin es 7F. Se dio a conocer como actor en 2007 con la pelƭcula The End of The World y le hemos visto en la serie HELLBOUND: Rumbo al Infierno (2021). Su personaje es un hombre calculador, muy bueno fijƔndose en los detalles, aunque no tan buena persona como parece.

Los protagonistas de esta historia se sienten tan "timados" al principio que deciden llamarse por el número de la habitación donde les ha tocado alojarse. Pronto descubrirÔn que habrÔ una escala social: el que se aloja en el octavo piso tendrÔ unos privilegios de los que carecerÔ el del primer piso.

Con El Show de Truman (1998) como espejo, nos encontramos a ocho personas que, a diferencia de la pelĆ­cula,  ya saben que les filman, pero no saben el porquĆ©;  son parte de un programa cuya audiencia les premia con tiempo y esto se traducirĆ” con dinero. Cuando empiezan a ser conscientes, deciden dedicarse a intentar estar allĆ­ el mĆ”ximo posible para sacar beneficios; en consenso la Ćŗltima palabra la tiene 1F (primer piso) ya que serĆ” quien menos cobre por el show asĆ­ que en principio, serĆ­a ideal que estuvieran dos meses para que el chico se fuera con el precio que desea puesto que los demĆ”s llegarĆ”n a ese dinero de sobras.

Ya sabemos que el dinero no tiene amigos y que la audiencia no se conformarÔ con cualquier cosa, hacen un concurso de talentos... Y la mÔs premiada (quien consigue mÔs tiempo) es 8F cuyo talento es acostarse con un concursante. El sexo vende aquí y en todas partes. Obviamente va seguido de la violencia: la fascinación del ser humano por todo tipo de humillación sangrienta es visible en todos los juegos que perpetran.

Este experimento es una parÔbola de la sociedad, sigue habiendo diferencias sociales donde no tienen lo mÔs bÔsico ya que las habitaciones se las dan vacías y pueden comprar cosas a precio de oro que se les descontarÔ del premio, no pudiendo sacar nada de la habitación, con lo que 8F se la amuebla a lo Hotel Gran Avenida mientras las mÔs bajas optan por taparse con periódicos para que no les quiten dinero.
 
Junto a la mencionada El Show de Truman, encontramos reminiscencias a la pelĆ­cula El Hoyo (2019) ya que aborda el mismo tema: las jerarquĆ­as siempre salen de cualquier sitio y el de arriba no ayudarĆ” al de abajo porque lo de la cacareada igualdad, es la mayor de las utopĆ­as.


Así pues tenemos una serie que aborda un problema que tiene la humanidad con el poder y el dinero. La revolución parece ser la única vía ya que los de arriba amañan hasta los juegos, tal como sucede en la vida real con la política y otros menesteres en los que no entraremos.

Pudiendo ser una serie redonda, adolece en varias cosas: algunas partes de violencia gratuita (a diferencia de Squid Game no pueden ni deben morir) y un personaje principal, 3F, que nos deja un poco frĆ­os, no tiene nada de atractivo y no hablo del fĆ­sico. Ya sabemos que entra porque no tiene nada que perder pero le falta chispa, no termina de gustar.

A pesar de que reúne todos los tópicos, la pija, el malo, la buena, el "tullido", la fuerte, el listo y el insulso, no se les saca suficiente partido ahondando en sus personalidades y siendo un experimento social, hubiera sido un must.

Nos queda hablar del pĆŗblico que ve ese programa pero esto no lo voy a spoilear (y tampoco queda claro), pero tiene un final un poco raro y como ocurre en estos casos, un poco abierto.

Serie que se deja ver y nos hace pensar. Eso de ayudar al prójimo, sólo en la Biblia.