A este autor, a quien ya hemos conocido por su obra magistral «Los pies vendados» , aquí nos ofrece una especie de boleto de ida al pasado, concretamente la China revolucionaria de Mao.

Con todo lo positivo y sus miserias, es retratada con precisión histórica una época que cambió el sistema de Asia, la creación del Ejército Rojo, el campesinado, la fuerza de lo nuevo y también un régimen que aún perdura.

Y aunque la obra quiere presumir de ser imparcial, que el lector no se engañe; se muestran las bondades del gobierno, aunque sin propaganda. No olvidemos que Li Kunwu es miembro activo del Partido Comunista, sin embargo, no duda en narrar tanto lo bueno como lo desastroso, lo cual es de agradecer. 

El primer tomo «El tiempo del padre», se basa en los recuerdos que posee la familia y la veneración hacia Mao Zedong, el Gran Timonel, quien marcaría el comienzo de la dinastía comunista desde 1949 hasta su muerte en 1976. Hay que aclarar que el propio autor menciona las diferencias de la figura del líder, los posteriores aciertos y grandes errores que tuvo, la importancia de sacar al país de continuas guerras y dar oportunidad a un pueblo sumiso y acostumbrado a derrotas recientes, humillado ante un Japón que no paraba (y no paró) de industrializarse. Con todo lo positivo de Mao, China lograría salir de la hecatombe económica en la que estaba desde décadas, pero a cambio de mucho dolor y muerte a sus espaldas. 




La llegada de Rusia a la Luna también fue motivo de orgullo, y se pensaba una rápida llegada al espacio con la creciente ola de optimismo, sin embargo, la realidad era otra. El niño fue aprendiendo que los estadounidenses y los británicos eran escoria a través de los cómics repartidos del gobierno que revelaban dibujos de las miserias antiguas y la modernidad: los hombres por fin podían cortarse el pelo como quisieran, las mujeres ya no se vendaban los pies, matrimonios por amor y no impuestos por la familia, entre otras cosas.

Sufriendo hambruna al punto de llegar a estar famélicos, China disminuyó el censo entre 1959 a 1961, momento en el que pudo despegar con el Gran Salto. Allí llegaría una nueva propaganda con Lei Feng, joven que dio la vida por la causa del pueblo, y se manipulaba al campesinado con la comida: daban sustento mientras impartían las clases mostrando lo superior de la fuerza unida, la guerra contra los «diablos» japoneses, planes de invasión de los imperialistas americanos junto a los traidores de Taiwán, etc., lo importante fue remarcar a fuego a la nueva generación desde la raíz, léase la educación primaria. 

En 1966 se daban premios a quienes memorizaran citas del Yu Lu, conocido en Occidente como el Libro Rojo. Y en el ámbito social se cambiaron nombres propios de personas y hasta de calles y avenidas, por citar un ejemplo: el Gallo Esmeralda ahora se llamaría Avenida del Ejército de Liberación. Todo lo maleable fue puesto en acción en pocos años, el mismo autor menciona que aun en la actualidad recuerda pasajes enteros de los libros de su niñez, enfocados en direccionar el pensamiento. 

La Revolución cultural del mismo año, la pérdida de la incunable historia del país por cuestiones de política, esculturas, libros y obras de arte arrasadas por el fanatismo, el ingreso del autor de la obra al ejército, su paso como soldado, inicios en el dibujo... todo lo vemos en la obra. El epílogo llegaría con la muerte de Mao, donde se entabla un nuevo arranque, la segunda ola comunista que apagaría la anarquía interna. Una germinación que promueve extinguir los viejos sistemas y sin tanto adoctrinamiento.



El reactivar económico, con las heladeras llenas


Con el segundo tomo, «El tiempo del Partido», visualizamos cambios, pero siguen los abusos de la nueva casta política, lo positivo es la vuelta del padre tras diez largos años, con emoción y esperanzas se espera el tan ansiado futuro victorioso con el ascenso del presidente Xua Zhuxi. Las habilidades artísticas se manifiestan y pronto se hace un reconocido ayudante de retratos, el ingreso al Partido ya es una realidad.

Se abren oportunidades de estudio para todos, universidades y empleos dignos van de la mano y aquí es cuando realmente empieza a gestarse el poderío de la nación, que lentamente se abre al mercado mundial. La llegada de turistas y el final de la lucha de clases logran estabilidad, tanto económica como mental, luego de treinta años.

 En el tercer tomo, «El tiempo del dinero» pisamos una era de desarrollo sin igual, Xiao trabaja en un periódico de renombre y observa la potencia en la que se transforma China, crece el sector privado, empresas nacen desde cero y los capitales extranjeros fomentan la tecnología. La eficacia y el progreso son la norma, ya los ideales de antaño son olvidados. También el viaje a Francia con peripecias divertidas, la confusión del autor, la belleza de poder participar en festivales de cómics, todo un nuevo mundo que descubrir. Para cerrar las páginas vemos las referencias de los juegos olímpicos, con 51 medallas de oro cuando salió publicada la obra, la salida al espacio de la bandera, el desfile militar y la conmemoración el 60º aniversario de la República Popular China. 

Tal como menciona P. Otié, sumergirse en la vida de un artista chino desde Mao hasta hoy es complejo, es difícil tratar de imaginarnos esos años tumultuosos y con la vista de un occidental, sin embargo, Otié logra no ofender los recuerdos y plasma eventos históricos con fidedigna verdad. Tres tomos, setecientas páginas para analizar, disfrutar y pensar, ¡nos vemos en otro número!

 Título: Una Vida en China.

Autor: Li Kunwu y P Ôtié.

Género: Seinen, vida cotidiana, histórico.

Tomos: 3