Ocho prestigiosos maestros de kung-fu que crean un revolucionario estilo de combate llamado «la serpiente y la grulla shaolín» desaparecen misteriosamente después de consignar tan preciado conocimiento en un libro, ahora buscado por doquier. Durante meses, nada se sabe de los maestros ni del codiciado libro, hasta que un nuevo luchador aparece en el pueblo (Jackie Chan), alguien cuya maestría le permite enfrentarse contra los peores matones de los alrededores sin despeinarse. Al invitar a comer a un vagabundo (Nora Miao, una mujer que se hace pasar por muchacho para robar y que nadie se meta con ella), un ratero finge chocar con él para robarle y el libro con el estilo de lucha cae de su pechera. A partir de ese momento, todos los jefes de los clanes de bribones, ladrones, mafiosos, asesinos… tratarán de negociar con el luchador o arrebatarle el libro por la fuerza.

Por una vez y sin que sirva de precedente, nos encontramos un argumento en una película de Chan que se sale del tópico del viaje del héroe para meternos en una intriga en la que la búsqueda del objeto precioso se une a la desaparición de ocho personas. Hsu Yin Fung (Jackie Chan) tiene sus sospechas con respecto al causante de todo, si bien no puede probarlas y ni siquiera conoce la verdadera identidad del hombre al que busca, sólo que tiene una cicatriz en el hombro, de modo que tendrá que preguntar y buscar a todos los jefes de bandas en su intento por hallarle y resolver el misterio. Aún así, no nos engañemos; es una película de Jackie Chan y eso significa una sola cosa: kung fu.



El argumento, como resolver, se podría resolver en dos patadas, pero como aquí lo que cuentan son las peleas, se dan muchísimas más, y perdón por el infame juego de palabras. Más o menos cada tres minutos se produce una pelea en la que el actor hace gala de su agilidad y su rapidez de lucha junto al resto de figurantes (particularmente divertido resulta mirar a los extras, que se limitan a bailar o agitar los brazos mientras esperan educadamente su turno para atacar. Da igual que se enfrente a diez hombres, todo el mundo sabe que en el cine de acción hay una máquina expendedora de tickets de turno, como en las pescaderías. Como diría Terry Pratchett, los malos, al igual que los guardias “atacan al héroe de uno en uno y mueren por orden. Nadie les pregunta nunca si eso es lo que quieren hacer”). Si a uno le resultan divertidas estas peleas o es un fanático de las artes marciales se lo va a pasar en grande. Si resulta que no te llaman demasiado la atención, bueno, digamos que puedes avanzar la cinta hasta los últimos veinte minutos para ver la resolución de todo y no te perderás gran cosa.

Como en otras cintas similares, la presente es bastante simplona, sin más argumento que el principal y sin que los personajes experimenten el menor crecimiento. Nadie tiene inquietudes, nadie tiene ambiciones, nadie hace chistes y nadie se enamora. Qué queréis que os diga, para ser la primera vez que me encontraba un argumento distinto al «luchador con potencial pero perezoso que tiene que mejorar radicalmente para salvar algo o a alguien» en una película de Jackie Chan, casi que me dolió que estuviese tan desperdiciado, que no hubiese algo más de tensión, humor o ALGO, sencillamente, aparte de puñetes.

Habrá quien me diga que exijo demasiado, que es una película palomitera y no se le pueden pedir peras al olmo. Tendrán razón sin duda, pero como quien hace la crítica soy yo, pues que sepáis que a esto le sobran 80 minutos de los 100 que dura.



Dirigida por Chen Chi Hwa, quien ya había trabajado con Jackie Chan en producciones similares, El estilo de la grulla y la serpiente shaolín fue una más de las películas de artes marciales que inundaron los cines en la segunda mitad de la década de los setenta y principios de los ochenta. Obtuvo el éxito moderado que pretextaría el seguir trabajando en ellas dando al público las peleas divertidas que deseaba ver y los argumentos sin pretensiones ideales para ver con amigos antes de ir a cenar o con tu pareja cuando te importaba dos pimientos enterarte de qué iba la película. Sí debo admitir que películas como esta fueron las causantes de que las academias-gimnasios de kárate brotaran como setas y todos los niños quisieran aprender algún arte marcial (cuando empezaban a medio perder fuelle llegó Karate Kid y resurgieron).

El estilo de la serpiente y la grulla shaolín es una película de corta duración, argumento flojito y escasos golpes de humor, centrada casi por completo en las peleas. Como decía más arriba, hoy día, después de muchas décadas viendo peleas hasta en animación, ha perdido esa originalidad, ese exotismo que caracterizó a este tipo de cine, de modo que sólo los apasionados del mismo o del estilo de lucha que las protagoniza son realmente quienes van a poder disfrutarlas. Al resto se nos hacen un poco aburridas. Cinefiliabilidad 8, lo que significa que aunque sea en color, entretenida y de corta duración, es probable que se te haga árida.

 

FICHA TÉCNICA

EL ESTILO DE LA SERPIENTE Y LA GRULLA SHAOLÍN

GÉNERO: AVENTURAS

NACIONALIDAD: CHINA

DIRECTOR: CHEN CHI HWA

AÑO: 1978

DURACIÓN: 100 MINUTOS

COLOR

DISPONIBLE EN FILMIN.