Dramaturgo, poeta y literato. Capaz de hacer reír, amar, odiar, llorar y soñar. Le llamaban el Bardo Inmortal, Willy sus amigos y Shakespeare en el libro de Literatura. Y hoy vamos a deleitarnos con la adaptación de una de sus obras mÔs famosas, Macbeth, aunque bajo la mirada de la Historia japonesa y un director casi-casi tan genial como él, Akira Kurosawa. Me estoy refiriendo a Trono de Sangre.

Nos encontramos en el Japón feudal, en un paraje desierto, cubierto sólo por melancólica niebla. Una triste canción nos habla de la historia del Castillo de las Telarañas, que es la que nos van a contar. Vemos aparecer el citado castillo entre jirones de niebla y la acción arranca. El señor de la región se encuentra sitiado, sus fuertes caen uno a uno, los correos sólo traen malas noticias. Hasta que uno les anuncia que la suerte aún no les ha abandonado, que dos feroces capitanes han salvado los fuertes. Cuando los capitanes corren al castillo a dar cuenta de su victoria, el bosque que encuentran en el camino y al que llaman Bosque de los espíritus (adivinen por qué; os aseguro que allí no viven los Enanitos que adoptaron a BlancaNieves), dan con una fantasma que les cuenta su destino, destino que parece halagüeño, sí, pero que para que se haga realidad, sería preciso que cierta competencia fuese eliminada. En un principio Washizu y Miki se ríen de su experiencia y se resisten a tomarla en serio. Tan pronto como llegan al Castillo y la primera parte se cumple, comienzan las dudas y el miedo.

Washizu se siente contento de lo obtenido, pero Asaji, su mujer, no deja de recordarle que la ambición y el odio anidan en el corazón de los supuestos amigos. La mujer, deseosa de una posición mejor aún así como de proteger a su marido, envenena el alma de éste hasta que accede a sus deseos, lo que harÔ desembocar la tragedia.

Al igual que en la obra de Shakespeare, vemos aquí juntarse a la ambición desmedida, la culpa y la traición para traernos una cinta genial, claramente dividida en cuatro actos. En cada uno de ellos vemos a Washizu y Asaji en un castillo mejor, vistiendo ropas mÔs lujosas y con mÔs servidores. Sin embargo, su insatisfacción y su temor aumentan en la misma proporción. Cada golpe dado parece acercarles a la meta, pero en realidad les aleja de ella, al ponerles en el punto de mira de cada vez mÔs enemigos y de su propia conciencia. Y es que la ambición, cuando nos hace elegir entre prosperidad y la vida de nuestros amigos, no es mÔs que traición.

Toshiro Mifune, quien encarna a Washizu, nos da una lección de actuación y voz verdaderamente soberbia. Sus ojos cambian en segundos del asombro a la decisión, de la indecisión al asesinato, del pavor a la rabia, y lo hacen con tal verismo que causan escalofríos (en serio. He visto películas de terror que no me han dado tanto miedo como Mifune en esta cinta). Su voz llena por completo la escena, al punto que olvidamos que estamos viendo una película subtitulada, tal es la inmersión que nos provoca. No obstante, su esposa Asaji (Isuzu Yamada), maquillada como una mujer de época, sin cejas y con los dientes ennegrecidos que le dan aspecto espectral, no le va a la zaga ni por un instante, antes bien se roban el protagonismo el uno a la otra. Y qué precioso es ver que sucede algo así, que ninguno de los dos actores cede ni una micra al otro, porque así es como se dan los escenones en los que es tan pródiga esta peli. Claro que el material de inicio no merecía ser tratado de otra manera que con esta maestría.


Estrenada en 1957 y nominada al León de Oro del festival de Venecia del mismo año, Trono de sangre se convirtió rÔpidamente en un clÔsico moderno como otros títulos del director. Hoy día han hablado de ella cineastas como Garci o el alemÔn Wim Wenders, quien la considera su película favorita. Para mí, es una joya. Una de esas películas que uno debe ver, aún si no le gusta el cine, porque de verdad merece la pena ver semejantes actuaciones. Cinefiliabilidad 8, lo que significa que su concisión, actuación y argumento son muy buenos, aunque puede hacerse Ôrida porque sólo estÔ disponible con subtítulos, es en blanco y negro y carece de alivios cómicos.

 

FICHA TƉCNICA.

TRONO DE SANGRE.

DIRECTOR: AKIRA KUROSAWA.

NACIONALIDAD: JAPONESA.

GƉNERO: TEATRO ADAPTADO A CINE/TRAGEDIA.

DURACION: 110 MINUTOS

BLANCO Y NEGRO.

DISPONIBLE EN FILMIN.

VERSIƓN ORIGINAL CON SUBTƍTULOS EN CASTELLANO.