En la mitologĆ­a griega, Hermafrodito era hijo de dos dioses, Hermes y Afrodita. Cierta vez, al baƱarse en un lago, la ninfa que vivĆ­a en sus aguas, se enamorĆ³ desesperadamente de Ć©l, aunque el muchacho rechazĆ³ sus acercamientos. Loca de amor, la ninfa se abrazĆ³ a Ć©l y suplicĆ³ a los dioses que la hiciesen uno con Ć©l. Compadecidos, los dioses accedieron a su deseo, de modo que Hermafrodito perdiĆ³ su virilidad y los cuerpos de ambos quedaron fusionados en un ser de doble sexo. La figura del hermafrodita como criatura con sexo masculino y femenino aparece en prĆ”cticamente todas las culturas y en la japonesa, tambiĆ©n. Si bien este fenĆ³meno completo rara vez se ha dado fuera de la fantasĆ­a, en la realidad hemos tenido a figuras que decĆ­an ser hermafroditas, aunque se trataba de hombres o mujeres travestidos del sexo contrario.

Una mirada atrĆ”s…

El tĆ©rmino «futanari» no fue utilizado de forma masiva hasta finales del siglo XX y por influencia del porno. Hasta entonces era mĆ”s comĆŗn el vocablo ryosei (los dos sexos), chusei (sexo neutro) o andorijini, tĆ©rmino reservado a las mujeres andrĆ³ginas. La antigua visiĆ³n del hermafroditismo en JapĆ³n provenĆ­a del budismo chino, que consideraba que este fenĆ³meno se producĆ­a cuando dos almas -masculina y femenina- habitaban en el mismo cuerpo y se lo repartĆ­an en perĆ­odos de medio mes cada una, de modo que el humano nunca tenĆ­a los dos sexos a la vez, unas veces era hombre y otras, mujer. En realidad, esta creencia servĆ­a a los fines de contrabandistas que podĆ­an hacerse asĆ­ pasar por mujeres para llevar un sinnĆŗmero de objetos valiosos ocultos entre las ropas, y nadie podĆ­a mirar en su interior, hubiera sido muy indecoroso. TambiĆ©n era Ćŗtil para que hombres y mujeres pudieran entrar en zonas de la ciudad reservadas al otro sexo y allĆ­ hacer negocios ilĆ­citos, ver lo que se cocĆ­a o hasta tener citas fuera del consentimiento de maridos, esposas o padres.

A partir de la Ć©poca Kamakura (1185-1333), la visiĆ³n del budismo ortodoxo se complementa con la interpretaciĆ³n de los textos de Nichiren (monje budista japonĆ©s, 1222-1282), segĆŗn los cuales, las personas hermafroditas estaban destinadas a ser hombres, pero habĆ­an sufrido malformaciones durante alguna de sus reencarnaciones y se consideraba una especie de castigo por un mal karma. No olvidemos que la mujer era considerada un ser inferior; tener las caracterĆ­sticas de una, no era nada apreciable. Durante esta Ć©poca comenzaron a aparecer los primeros artistas que, siendo hombres, trabajaban vestidos de mujer como actrices, mĆŗsicas o cantantes, fenĆ³meno que tambiĆ©n se daba al contrario: mujeres que se vestĆ­an de hombre para determinados papeles o que bailaban danzas masculinas.

Durante la Ć©poca Edo (1603-1868) se produjo la confrontaciĆ³n entre las visiones de mĆ©dicos, cientĆ­ficos y eruditos que proclamaban una distinciĆ³n clara entre la esencia femenina y la masculina, representada la primera por el arte, la delicadeza y la virtud, y la segunda por la valentĆ­a, la guerra y la fuerza, mientras que por otro lado estaba la visiĆ³n de los actores, poetas y artistas para quien no existĆ­a una clara distinciĆ³n, sino que lo masculino y lo femenino eran dos caras de una misma cosa. Aparecieron aquĆ­ los onnagata del teatro kabuki, actores masculinos especialistas en travestirse para ciertos papeles, que alcanzaban gran fama con sus interpretaciones (y que tambiĆ©n se sacaban una discreta ganancia ejerciendo la prostituciĆ³n con clientela masculina). No puedo regatearos un bello poema de 1644, que loa a un actor de esta categorĆ­a, Shimada Manosuke:

Una mujer, quizĆ”, cuando la ves.

Pero es un hombre, Manosuke.

Y su retrato en cambio es Narihira.

No es ni uno ni otra, sino los dos a la vez.

 

DespuĆ©s de la era Meji, ya a principios del siglo XX, el gobierno japonĆ©s -influenciado por la sexologĆ­a austro-germĆ”nica que mĆ”s tarde se convertirĆ­a en la ideologĆ­a nazi- , separĆ³ radicalmente los dos sexos y comenzĆ³ a perseguir a cualquiera que usase el travestismo o que declarase poseer ambos sexos bajo la acusaciĆ³n de «deformes» o «degenerados», al punto de publicar artĆ­culos -con fotos que mostraban los rostros- de aquellas personas detenidas por ese motivo a fin de ridiculizarlos pĆŗblicamente. Al fin, despuĆ©s de la Segunda Guerra Mundial, las restricciones y crĆ­ticas se fueron haciendo paulatinamente mĆ”s leves hasta ir alcanzando una tolerancia cada vez mayor conforme se acercaba el fin del siglo.

¿QuĆ© es una futanari hoy?

Hoy dĆ­a, y en el contexto del manga-anime-hentai, una futanari es una criatura femenina que tiene pechos, pene y puede tener vagina y/o testĆ­culos. Las futanaris llamadas femeninas tienen vulva y pene, estando este en el lugar del clĆ­toris. Las llamadas masculinas tienen testĆ­culos y pueden carecer de vulva o tenerla tambiĆ©n, con clĆ­toris y todo. Estas Ćŗltimas se conocen como full-package. Su manera de pensar y actuar suele ser invariablemente femenina, la mayorĆ­a suele tener los dos sexos de forma natural, pero algunas son hombres convertidos a una forma femenina mediante hechizos, experimentos o -agĆ”rrense- maldiciones. La mayor parte de las futanaris suelen tener un deseo sexual muy alto provocado por su parte masculina, lo que las lleva a autocomplacerse de forma casi constante, hacerlo en lugares pĆŗblicos, buscar maneras nuevas de hacerlo, tratar de seducir a cuanta mujer tienen a su alcance y -en los peores casos- violar a sus amigas o hasta familiares.

Las futanari nacieron para el hentai como una forma de aunar o interesar al pĆŗblico de ambos sexos, a fin de ofrecer historias y personajes que pudieran excitar por igual a mujeres que a hombres, aunque -no nos vamos a engaƱar- su pĆŗblico principal siempre ha sido masculino. De hecho, nuestras protagonistas suelen usar su equipo con otras mujeres o futanaris, pero nunca -o muy rara vez- con hombres. Igual que el gĆ©nero harem solo existe en la idea de un hombre con varias chicas y nunca al contrario. AquĆ­ nos encontramos, una vez mĆ”s, con otra muestra del machismo en el hentai y cĆ³mo este va destinado a un pĆŗblico muy concreto que no es el femenino. Luego, cuando las chicas solo quieren leer yaoi hay quien se extraƱa.

Por norma general, las futanari suelen tener cuerpos irreales (es decir, mĆ”s allĆ” de lo evidente), con pechos y pene mucho mĆ”s grandes de lo habitual, incluso existe una rama conocida como gigantic, en la que tienen penes desproporcionados, de tamaƱo exagerado (tan grandes como ellas mismas o aĆŗn mĆ”s), que eyaculan litros y litros, y que solo pueden usar con otras futanaris de su misma condiciĆ³n o con ellas mismas. Si habitualmente el hentai ya es prĆ³digo con los jugos, aquĆ­ llegamos a la hipĆ©rbole, llenando piscinas enteras, ahogando a las compaƱeras de juegos, haciendo que la protagonista pierda el conocimiento por la cantidad expulsada o la sangre que precisa para tener erecciones… etc.

Los autores mĆ”s reconocidos del gĆ©nero futanari son Toshiki Yui (autor de Hot Tails, artĆ­culo que encontrarĆ©is en este mismo nĆŗmero) o Doronuma Kyodai, autor de A certain futanari.

 

Fuentes:

https://fr.wikipedia.org/wiki/Futanari

https://es.wikipedia.org/wiki/Hermafrodito