Santa Cecilia es amada por la gente del pueblo: no solo es elegante y serena, sino que comparte benĆ©volamente su sabidurĆa con todos los que la buscan. Es decir, hasta que la Ćŗltima persona se haya ido, momento en el que se vuelve totalmente desquiciada. Solo el pastor Lawrence la mantiene lo suficientemente tranquila como para cumplir con sus deberes... ¡y aunque puede ponerlo a prueba, todo estĆ” en un dĆa de trabajo!
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