Por Dita

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Los hombres detrás del sol


Si pensamos en cintas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, seguro que podemos citar sin problemas más de una docena. En muchas de ellas, como la magnífica «La lista de Schindler», vemos el maltrato y genocidio al que los nazis sometieron al pueblo judío, acontecimiento que -vamos a admitirlo- no formaría parte de la cultura y la sensibilidad de todos si no hubiera sido tratado en tantas ocasiones en el cine, la literatura, la novela gráfica… Prueba de ello es que ha habido otros genocidios y limpiezas étnicas en la Historia (por desgracia) y no los tenemos ni remotamente tan presentes.

Siendo consciente de que el cine no es solo arte y entretenimiento, sino también denuncia, el director chino Mou Tun-Fei se decidió en su día realizar un film para llevar a todo el mundo las atrocidades que cometió el Escuadrón 731 sobre el pueblo chino. Nació con pretensiones de documental, se crio a caballo entre el gore y lo experimental y casi murió entre la censura y las críticas. Se trató de «Los hombres detrás del sol», 1988.

La cinta parte de una idea ligera y un guion apenas esbozado para mostrar sin ambages el terror de los experimentos realizado por Shiro Ishii y sus hombres. En concreto, vemos cómo un grupo de soldados-niños de origen japonés son enviados al complejo con objeto de ser educados como máquinas de matar, para extirpar de ellos todo rastro de empatía o compasión humana. Los chiquillos harán amistad con un niño chino mudo que será su compañero de juegos en aquel remoto destino, aunque más tarde caerá víctima del siniestro escuadrón. Cuando los niños se den cuenta de a lo que han contribuido, pretenderán liderar una rebelión contra los oficiales. Paralelamente, la Segunda Guerra Mundial está dando los últimos coletazos, lo que pondrá a Ishii y a sus hombres en una situación cada vez más tensa, entre la necesidad de huir o la de continuar sus terribles «experimentos» a fin de encontrar la nueva arma química que precisan.

Los hombres detrás del sol


La película comienza con una frase: «la amistad es la amistad, la Historia es la Historia». La cita, del propio director, alude a las conversaciones que mantuvo con su gobierno, contrario a la producción de la película para evitar ofender al gobierno nipón, de quien por entonces eran aliados, amigos. Mou no consideraba que la amistad actual fuese motivo suficiente para ocultar unos hechos históricos por los que Japón no había recibido sanción internacional alguna, ni pedido perdón siquiera. Al no poder disuadirle de hacer la película, fue la censura la que actuó, obligando a Mou a recortar varias escenas particularmente sangrientas si quería poder estrenar la cinta. Finalmente, fueron los críticos quienes atacaron duramente la película. Primero, acusaron a Tun-Fei de pretender hacer pasar por reales hechos inventados productos de una enfermiza fantasía. Más tarde, cargaron contra la cinta calificándola de «terror barato», de «carecer de argumento» y de que sólo era apta para quienes tuvieran sed de violencia y sangre, sin ningún valor real, ni histórico ni cinematográfico.

Es cierto que Tun-Fei primero pretendió hacer un documental, idea que se vio obligado a abandonar cuando se dio cuenta de que los japoneses, en su huida, destruyeron todo el material aprovechable para ello, amén de que se negaron ferozmente a reconocer ningún hecho relacionado con el Escuadrón ni sus actividades. Esas fueron las causas de que el director tuviera que recurrir a una novelización de los hechos. No obstante, llevó a cabo una investigación histórica para que su narración de los experimentos, la investigación de Ishii para conseguir un patógeno como arma química y el destino del militar fuesen lo más veraces posible. Aunque no sería hasta el año 2002 que el gobierno japonés admitió finalmente la existencia del citado escuadrón, la experimentación en humanos y su propia responsabilidad sobre todo aquello, los hechos eran conocidos desde mucho antes. Mou solo los expuso en la pantalla del cine.

Es verídico también que el tratamiento del cineasta no deja nada a la imaginación. Sus escenas -dentro de lo que podemos esperar con los efectos especiales de la época- son, además de explícitas, despiadadas y cruentas. La película levantó no poca polémica en relación a ciertas secuencias que parecían en exceso reales (la vivisección de un niño, un gato muriendo en escena al ser atacado por cientos de ratas…), al punto que en muchos países se estrenó en un número muy restringido de salas, con prohibición expresa para menores o -como en el caso de España- directamente a vídeo doméstico. Hay que tener en cuenta de Mou tenía bien ganada la fama de director oscuro, que había dirigido sobre todo cine violento, terrorífico o porno y desde luego que no es la cinta más indicada para ver tomando café con tus suegros. Pero su objetivo era conmover al espectador, abofetearlo con la denuncia de unos hechos terribles, probados aunque no admitidos, y eso lo consigue de sobra.

Los hombres detrás del sol


Los hombres detrás del sol es una película violenta y descarnada. Objetivamente desagradable, busca asquear al espectador con la crudeza de los hechos y la narración. Ni siquiera unos efectos especiales anticuados consiguen una involuntaria sonrisa, antes bien eso la hace más tenebrosa. Aunque solo aconsejo verla como curiosidad histórica (porque ya os prevengo que es pasar un mal rato y acabar de mala leche), la tenéis completa en Youtube. Cinefiliabilidad 9, lo que significa que es dura, árida de ver, deja mal cuerpo durante días y no da el menor alivio. Tiene que gustarte MUCHO el cine o la historia bélica para atreverte con ella.

«Sí, me pongo crema base. Sí, vivo con un hombre. Sí, soy un marica de mediana edad. Pero sé quién soy». Si no coges esta frase, tienes que ver más cine.

 

Fuentes

https://es.wikipedia.org/wiki/Los_hombres_detr%C3%A1s_del_sol

https://en.wikipedia.org/wiki/Mou_Tun-fei

https://segundaguerramundial.es/peliculas/los-hombres-detras-del-sol/