Análisis de Roujin Z, muchos spoilers, quedan avisados. 



Con la llegada del nuevo milenio, Japón atraviesa un nuevo desafío: la tasa de supervivencia se ha elevado y la población vive más; sin embargo el trato y bienestar hacia los ancianos no es el adecuado... ni el más humano.

Y nunca mejor expresado: cuando la familia de Takazawa Kijuro decide prescindir de él (si, como si fuera una planta o mejor dicho, un objeto sin valor) da la autorización para que el Ministerio de Salud y Bienestar Social pruebe con su persona una invención futurística: la cama Z-001. 

Desde el inicio vemos que sólo la estudiante de enfermería Haruko es quien se preocupa por la salud del abuelo pero ya no está en sus manos poder cuidarlo; con desconfianza asiste a la exposición de la cama automatizada que supervisa las necesidades del propietario: analiza los signos vitales, baña e higieniza, realiza estudios médicos, da de comer diferentes platos e incluso el usuario puede conectarse para ver sus canales favoritos (la internet actual era una utopía en esos años) Todo parece muy bonito pero, si prestamos atención, realmente es casi una tortura: Takazawa no tiene opciones y opinar está lejos de sus posibilidades.

Frustrada y preocupada por el asistente cyborg, recibe una llamada de auxilio proveniente del paciente, pero el sistema Z-001 va evolucionando y desarrolla su propia identidad con los pensamientos y deseos de Takazawa.

 Robótica, toma de conciencia, experimentación, moralidad y comedia, mucha comedia que a la vez nos hace pensar en el trato y el amor mostrado hacia un lugar de la sociedad que siempre es defenestrado: los viejos.

Si, viejos ¿molesta la palabra? Seguro, nadie quiere llegar a alta edad siendo una molestia para las generaciones venideras, con los achaques propios, remedios, con una vitalidad que ya no es la de antes y, si agregamos la jubilación, el estar aburridos y sin objetivos de vida. Bajo ese punto de vista, los años que sobran parecen un martirio; con esa idea surgió cómo hacer una crítica al modelo japonés sin tanto golpe bajo. 

"No más residencias, no más enfermería" 

Cuando la cama-robot toma como prioridad la voluntad del moribundo arranca la parte de acción, el sistema Z modifica el lecho para poder trasladar al paciente hacia su objetivo: la playa. Este rincón de arena es particularmente atractivo porque en sus años mozos lo recorría junto a su esposa. Con el correr de los minutos vemos que algo se esconde detrás de quienes promocionan el proyecto: tras la fachada de ayudar a la población mayor se oculta el prototipo militar de un chip que controla todos los demás circuitos y usan la cama para probarlo. 


 Fuga del hospital, revelaciones, secretos que serían mejor un misterio hasta poder tomar datos confiables… con delirio creciente vemos que esta combinación afecta a la ciudad cuando el robot toma la personalidad de la fallecida esposa del hombre y hace lo que sea por llegar a la orilla del mar de Kamakura.

¿Puede una máquina dar amor? ¿y si fuera una copia mental de lo que la esposa fue? ¿Quiénes sabían que el chip de sexta generación podía desarrollarse y crecer? 

"Robot no identificado causa estragos en el distrito de Kanto" 

Haruko se siente culpable por no poder hacer más, pero no estará sola en su intento de ayudar a Takazawa: compañeros de estudio, amigos, un joven que la quiere de verdad y lo más valioso: un grupo retirado de ancianos hackers, piratas informáticos que cada tanto dan información a la prensa sobre asuntos variados que obtienen tras husmear en las computadoras centrales, sólo que esta vez lo hacen para echar una mano a uno de los suyos.

Con miles de peripecias y riesgos, Haruko logrará conciliar un acuerdo para que todo marche bien, pero ¿se acuerdan de que dije que es comedia? Los minutos del epílogo nos sacarán nuevas risas. 

Aunque esta obra no tenga oscuridad, detrás de la cinta hay cada monstruo que es una referencia a clásicos animes y mangas: arrancamos con el guión que proviene de Katsuhiro Otomo, si bien Akira es su caballito de batalla desde joven, fue variando de ciencia ficción hacia otros géneros, alternando su labor entre dibujante, guionista y director de cortos tales como Neo Tokyo y Memories. En la dirección Hiroyuki Kitakubo, Blood: The Last Vampire, FLCL, Robot carnival, The Super Dimension Fortress Macross: Do You Remember Love? por mencionar algunas. Y como diseñador de fondos se debe agradecer la labor a Satoshi Kon, máster que nos deleitaría unos años más adelante con Perfect Blue, Millennium Actress, Tokyo Godfathers, o Paprika entre otras maravillas.

Al ser un OVA de los antiguos, fue pasada a DVD y remasterizada en Blu-ray, así que nos ofrece doblajes en varios idiomas.




Nombre original: 老人Z, Rōjin Zetto

Año: 1991

Duración: 84 minutos

Dirección: Hiroyuki Kitakubo