El período Azuchi-Momoyama (安土桃山時代 azuchi momoyama jidai), que se extiende desde el 1573 al 1603 d.C. y que, cronológicamente se sitúa justo tras el período Sengoku, toma su nombre del castillo de Azuchi, perteneciente a Oda Nobunaga, y de la montaña Momoyama, donde Toyotomi Hideyoshi construyó su última y más impresionante castillo.

Este período tan corto, pero a la vez tan importante en la historia de Japón, se inicia en 1568 cuando Oda Nobunaga condujo su ejército hasta Kioto para instalar a Ashikaga Yoshiaki como shōgun y finaliza con la llegada al poder de Tokugawa Ieyasu tras su victoria en la importante batalla de Sekigahara del 1600. 


La ascensión de Oda Nobunaga 

Oda Nobunaga


En 1560, Imagawa Yoshimoto avanza en dirección a Kioto con un ejército con la excusa de ayudar al shōgun Ashikaga, por lo que pasó por Owari, territorio del clan Oda, dirigido por un joven Nobunaga, con su ejército de 25.000 hombre. Yoshimoto no contaba en aquel entonces con que el joven Nobunaga lo atacaría en la denominada batalla de Okehazama. En dicha batalla, el daimyō del clan Oda optó por un ataque relámpago al campamento de Imagawa, ya que había una diferencia brutal entre ambas fuerzas, donde las de Nobunaga apenas si ascendían a los 3000 hombres como fuerza principal. Gracias a la audacia demostrada en este enfrentamiento, y con su posterior victoria, el joven daimyō consiguió erigirse como un importante general. Otra de las consecuencias importantes de estaba batalla para la historia de Japón fue que los Oda consiguieron un importantísimo aliado en el clan Matsudaira, que en 1567 cambiarían su apellido por el de Tokugawa.

Años más tarde, tras la muerte del shōgun Ashikaga, se desató una nueva disputa sucesoria en la cual uno de los candidatos al cargo, Ashikaga Yoshiaka, pidió ayuda a Oda Nobunaga, el cual lo vio como una excelente oportunidad para llegar hasta Kioto. En 1568, con un ejército de unos 50.000 hombres, entró en la capital e instaló en el poder a Ashikaga Yoshiaki. Este quiso otorgarle el título de kanrei, pero Nobunaga se negó: tenía otros planes en mente.

La relación de ambos nunca fue buena del todo, hasta llegar al punto que, en 1572, el shōgun promovió un complot para librarse de Oda, por lo que contactó con los Mōri, los Uesugi y los Takeda para conseguir su ayuda, siendo el último el único clan que contestó a su llamada. Tras ello, Takeda Shingen partió con su ejército hasta Kioto. Los Tokugawa los interceptaron cuando pasaron por sus tierras, pero perdieron. Sin embargo, tras esa batalla, y temiendo un ataque por la retaguardia por parte de Uesugi Kenshin, decidió no avanzar más por el momento. Más tarde lo volvió a intentar, pero acabó muriendo antes de lograrlo.

Como resulta de este complot fallido, y creyéndose ya Oda Nobunaga lo suficientemente poderoso, acabó por destituir a Ashikaga Yoshiaki en 1573 y, convirtiéndose así él en el nuevo gobernante del país.

Tras la muerte de Takeda Shingen, Uesugi Kenshin empezó a dirigirse hacia la capital en 1574, conquistando a su paso algunos territorios, pero este murió en 1578, dejando incompleta su campaña. Oda Nobunaga aprovechó la muerte de Kenshin para acabar con los debilitados Uesugi y de paso, aprovechó y terminó también con el clan Takeda.

Tras ello, en la zona central solo quedaban como potenciales enemigos los Hōjō, pero como en ese momento no parecían una grave amenaza, se centró en la zona oeste, controlada por los Mōri y sus aliados, para lo cual envió a Toyotomi Hideyoshi, uno de los mejores generales y estrategas de Nobunaga.

En 1582, Hideyoshi pidió refuerzos a Nobunaga para terminar de conquistar el castillo de los Mōri, por lo que este decidió que iría pero que antes enviaría una avanzadilla dirigida por Akechi Mitsuhide mientras que él esperaba en Kioto a que llegara Tokugawa Ieyasu. Para ello, Oda Nobunaga se alojó en el templo de Honnō-ji, como hacía siempre que se encontraba en la capital. Sin embargo, Mitsuhide le traicionó y el 20 de junio de 1582 atacó el templo por sorpresa. Viéndose rodeado y en desventaja de hombres, Nobunaga decidió prender fuego al templo y cometer seppuku antes de caer en manos de los traidores. Tras esto, Mitsuhide marchó hacia el castillo de Nijō para atacar al hijo y heredero de Nobunaga, Oda Nobutada, que al verse rodeado también cometió seppuku. 


Tras la muerte de Oda Nobunaga 

Japón en el período Azuchi-Momoyama. © Wikipedia

Cuando Toyotomi Hideyoshi se enteró de lo que había sucedido en Kioto, negocio un acuerdo de paz con los Mōri y se marchó con sus tropas a la capital para vengar a Nobunaga. Allí, Mitsuhide, que se había proclamado shōgun, se enfrentó a las tropas de Hideyoshi en la batalla de Yamazaki, donde terminó por huir y ser asesinado después por unos bandidos.

Tras la victoria de Hideyoshi, tuvo lugar en 1582 la conferencia de Kiyosu en la cual se nombraría el sucesor de Nobunaga tras la muerte de este y de su hijo y heredero. Los miembros de la conferencia se encontraban divididos entre los candidatos Oda Sanbōshi, propuesto por Hideyoshi, y Oda Nobutaka, propuesto por Shibata Katsuie. La conferencia finalizó sin alcanzar un acuerdo, por lo que en inverno, las tropas de Hideyoshi se enfrentaron a las de Katsuie, un enfrentamiento que culminó en la batalla de Shizugakate, donde Katsuie terminó por cometer seppuku ante su derrota. Así, el candidato de Hideyoshi se hizo con el control del clan, pero al tener tan solo dos años, el poder real recayó en las manos del general.

Después de la muerte de Shibata, continuó con el expansionismo que Oda Nobunaga había dejado inconcluso a causa de su repentina muerte. En 1585 atacó a Chōsokabe Motochika en Shikoku y a Sassa Narimasa en Etchū. En 1587 emprendió la campaña de Kyushu e incluso continuó atacando a los monjes budistas militarizados, como los Shingon de Negoro o la secta Jōdo Shinshū de Saiga.

Sin embargo, Hideyoshi anhelaba también la legitimidad política, negada a causa de su nacimiento humilde, por lo que hizo que lo adoptara en 1585 la familia Konoe, descendiente de los Fujiwara, y así poder reclamar el título de kanpaku o regente imperial.

Una de las características más notables del gobierno de Hideyoshi fue la denominada «caza de la espada», la cual buscaba desarmar a los campesinos y atar a los samuráis a los castillos y a los daimyōs, ya que los límites entre ambas clases se encontraban bastante difusos, lo cual había sido una de las causas también de las inquietudes políticas y militares del período Sengoku. Esto, a la larga, acabaría desembocando en la creación de sistema jerárquico de estatus que culminó en el posterior período Edo.

En 1591, Hideyoshi abdicó de su cargo de kanpaku, que pasó a su sobrino Hidetsugu, por lo que pasó a ser el taikō, o regente retirado, aunque en realidad siguió gobernando el país hasta su muerte, que se dio en 1598 por causas naturales. 


Tokugawa Ieyasu entra en acción 

Antes de que muriera, Toyotomi Hideyoshi constituyó un consejo de cinco regentes, a los que encargó gobernar el país hasta que su heredero, Hideyori, de cinco años, alcanzara la mayoría de edad. No obstante, y a pesar de las intenciones de Hideyoshi, el reino se dividió en dos bandos armados: el «ejército del oeste», bajo el mango de Ishida Mitsunari; y el «ejército del este», dirigido por Tokugawa Ieyasu. Ambos se enfrentaron en la decisiva batalla de Sekigahara en 1600, que terminó con la victoria del «ejército del este». Pocos días después de esta batalla, Ishida fue capturado y ejecutado, mientras que Ieyasu enviaba a Hideyori, heredero de Hideyoshi, al castillo de Osaka.

Cuando en 1603 Ieyasu recibió del emperador el título de shōgun, se daría por finalizado el período Azuchi-Momoyama, dando inicio al período Edo. 


Bibliografía 

López-Vera, Jonathan: Historia de los samuráis. Editorial Satori, Gijón, Mayo del 2017.

Walker, Brett L.: Historia de Japón, Akal, Madrid, 2017