La fisonomĆa del kappa parece una mezcla de lagarto con tortuga, con pico y velludo como un mono, con dedos membranosos que le permiten moverse a altas velocidades bajo el agua. Extremadamente educados, no por eso menos peligrosos, fueron evolucionando y hablan el japonĆ©s a la perfección, incluso juegan shogi si el rival tiene las fichas y los desafĆa.
Kawappa, gawappa, suitengu, dangame mizushi, mizuchison son solo algunos de los sobrenombres que tiene este ser, que vive en rĆos, lagos y zonas con agua.
La leyenda del kappa de un solo brazo
Se dice que hace cientos de aƱos existió en la provincia de Hida un kappa, un ser repugnante que no dejaba de acosar a quien se acercara al rĆo. Pronto las travesuras fueron en aumento hasta causar miedo y enojo en la población, asĆ se decidió que los hombres mĆ”s fuertes de la región irĆan para reducirlo y amedrentarlo.
Pero tuvieron un descuido casi fatal: no se percataron que un kappa es muy fuerte, y en presencia de agua su fortaleza es aún mayor. Los aguerridos jóvenes quisieron nadar y acorralarlo, pero fueron vencidos y humillados ante semejante poder.
Cansados, idearon el plan de batallar en tierra firme y obligarlo a bajar su cabeza, pues ahĆ reside el poder de este ser: agua estancada en la cavidad que tiene en su parte superior. Con una trampa que consistió en atraerlo lejos del rĆo, fueron a la plantación de pepinos. Es conocido que el apetito por estos vegetales hace que los kappa bajen sus defensas, asĆ que, al verlo dĆ”ndose un festĆn, fueron llamados en gran nĆŗmero para la ofensiva.
A pesar del increĆble nĆŗmero, la ventaja era del animal que no paraba de divertirse. Sin embargo, se olvidó que el lĆquido se iba derramando poco a poco y en un momento lo vio drenado en su totalidad. DĆ©bil e impotente, fue reducido y llevado atado al anciano para ver quĆ© hacer. La discusión iba en aumento, su futuro estaba de lo que saliera de la reunión que estaba en su apogeo y, aunque sollozaba y pedĆa disculpas, no dejaba de ser ignorado.
Cuando se percató, el kappa vio a su lado a una joven que lo miraba fijamente quien, totalmente desencajada por el enojo, agarró un cucharón de madera y lo golpeó con fuerza, sin saber que una gota, una mĆnima gota de agua se alojarĆa en el plato de su cabeza. Con la fuerza suficiente empezó a liberarse de sus ataduras, aunque no con excesiva rapidez: la reunión habĆa finalizado y al darse cuenta observaron que el «niƱo del rĆo» intentaba escabullirse.
En su desesperación usó la última ración de poder extremo para zafarse, arrancando en el proceso su brazo derecho y corriendo a toda velocidad hacia su hogar de agua, al que se lanzó para recuperarse de sus heridas. Desde entonces, la criatura dejó de incordiar al poblado.
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