Pecados que comete el cine: pretender que una pelĆ­cula sea una comedia cuando el protagonista tiene una enfermedad terminal, dar a un modelo que no sabe actuar el papel principal solo porque es guapo, y hacer cintas de acciĆ³n aburridas. Spoiler: es el tercer caso.

Comenzamos con una secuencia de acciĆ³n impresionante rodada en primera persona, de modo que no vemos a la protagonista y parece que nos encontremos en un videojuego. Durante los escasos minutos que dura la secuencia, la desconocida a la que acompaƱamos nos hace pensar que, a su lado, una bomba atĆ³mica, es un miserable petardete de a duro, y podrĆ­a llevar en la espalda un letrero que dijese «garantizado para acabar con el 99.9% de los malos». Una vez ha matado hasta al apuntador, salta por la ventana y es detenida por la policĆ­a. Su extraordinaria capacidad asesina llama la atenciĆ³n de una misteriosa agencia, quienes le hacen la cirugĆ­a plĆ”stica y le ofrecen un trato: diez aƱos de su vida trabajando para ellos como asesina, y a cambio una nueva identidad, una pensiĆ³n vitalicia y dos palabras que son como marciano para la protagonista: «vida normal».






Si yo misma hubiese leĆ­do el pĆ”rrafo anterior estarĆ­a rabiando por ver esta peli, convencida de que va a encantarme. Y lo cierto es que, al menos durante la primera mitad de la misma, lo hizo. A partir de allĆ­, el argumento pareciĆ³ perder el rumbo, el ritmo se dilatĆ³ y la acciĆ³n se marchĆ³ sin dejar seƱas. Y, desde luego que una historia de acciĆ³n, como cualquier otra historia, tiene que tener trasfondo y darnos una motivaciĆ³n, una psique de los personajes; tenemos que conocerlos para saber por quĆ© hacen lo que hacen e identificarnos con ellos, perfecto. Y eso, en la primera mitad de la cinta, estĆ” conseguidĆ­simo, bordado. En la segunda mitad, se convierte en un maldito melodrama de sobremesa de Antena3.

Hay historias en las que la acciĆ³n puede reposar o incluso decaer. Esos «momentos valle» se usan para charlas Ć­ntimas, escenas romĆ”nticas, introspecciĆ³n o confesiones y, si estĆ”n bien empleadas, enriquecen mucho una pelĆ­cula. Cuando se abusa de ellas, solo sirven para que el espectador se entretenga buscando los fallos de la cinta o empiece a protestar en plan Forges «a ver si lo mata ya, que tengo que poner a remojo las lentejas». En mi caso, me quedĆ© pensando que era una lĆ”stima que hubieran aprovechado tan mal un argumento tan prometedor, y que no me extraƱarĆ­a nada si, dentro de tres o cuatro aƱos, Hollywood hacĆ­a un remake y le metĆ­a diez patadas a la historia actual para hacerla a su manera. Y terminar de matarla, sĆ­, pero por lo menos con una muerte rĆ”pida y entretenida.

The Villaines o La villana es una pelĆ­cula decepcionante porque empieza con mucha fuerza, pero pierde gas con la misma intensidad. Pese a que la historia es atrayente, no estĆ” bien llevada, acaba por hacerse aburrida, insatisfactoria y lo que es peor: poco creĆ­ble. El cine de acciĆ³n es el mĆ”s increĆ­ble, sĆ­, todos sabemos que nadie puede solo contra cuatrocientos enemigos, pero si durante la secuencia de inicio te doy mi confianza para creer que sĆ­, despuĆ©s no la traiciones fracasando contra dos.



Estrenada en 2017 en Sitges y disponible en Netflix, La villana estĆ” protagonizada por Kim Ok-Vin y dirigida por Jung Byung-Gil. Si querĆ©is disfrutarla, lo mejor es la secuencia inicial y la final; todo lo que hay en medio no estĆ” a la altura de esos dos momentos. Cinefiliabilidad 9, lo que significa que escenas de acciĆ³n son excelentes, pero no compensan los 100 minutos restantes de melodrama, y que se hace aburrida.

 «¡Sois la vergĆ¼enza del ejĆ©rcito romano!» Si no coges esta frase, tienes que ver mĆ”s cine.