Es un gustazo
encontrar doramas de tinte histórico
donde la implícita historia de amor no sea la parte más importante para atraer
las miradas.
La Era Joseon implicó muchos cambios en una sociedad mermada por
una reciente guerra, cambios que desembocaron en una adquisición de derechos
que les habían sido negados hasta entonces. Durante el final del período
Goryeo, Seo Hwi y Nam Seon-ho forjan una amistad basada en el respeto y la
competitividad de ambos. El encuentro con Han Hee-jae durante una persecución,
amplía ese dúo amistoso a trío. Un malentendido separará los caminos de Hwi y
Seon-ho, poniéndolos en bandos contrarios.
Con el título original Naui Nara 나의 나라, el director Kim Jin-won, conocido por títulos como The Innocent Man (2012) o Rain or Shine (2017/2018) nos
traslada al inicio del período más importante de Corea.
Yang Se Jong 양세종, al que hemos visto en varios doramas
románticos como Temperature of Love (2017)
o Still 17 (2018), encarna
al temperamental Seo Hwi, dotándolo de una fuerza que parece no corresponder
con su gran corazón. Bajo el imperturbable rostro de Nam Seon-ho descubrimos a
Woo Do Hwan 우도환 conocido por The Great
Seducer (2018) y actualmente en el dorama The King: The Eternal Monarch. Posiblemente llegaréis a odiar al
personaje, por lo menos hasta que lo entendáis. La guerrera Han Hee-jae está
protagonizada por Kim Seol Hyun 김설현 , una de las integrantes del
grupo kpop AOA y a la que
también hemos podido ver en doramas como Orange Marmalade (2015). Su carisma nutre al personaje de una
personalidad arrolladora.
Y ahora diréis… ¿Otro drama
histórico?
Pues no. A diferencia de Rookie Historian Goo Hae Ryung por
ejemplo, se centra en todas las relaciones y cambios que acontecen dentro de la
historia: la enfermedad de la hermana de Hwi, desarrollada cuando mataron sin
honor a su padre y todo lo que se esconde tras este hecho. Los cambios
políticos y todas las traiciones. El ansia de poder del padre de Nam Seon-ho
que le lleva a límites insospechados. La lucha que lleva a cabo Han Hee-jae que
vive en Iwaru, una posada de Kisaeng,
donde se dan cita los mandatarios no solo para disfrutar de compañía femenina,
también para urdir tramas políticas y que llegará a entender a medida que se
desarrollan los acontecimientos.
El personaje que sin duda más
cambia es Hwi, que parece predestinado a tener mala suerte en todo lo que se
propone: no se gradúa en la escuela militar, debe cuidar a su hermana, lo
mandan a la guerra, debe renunciar a su amor por Han Hee-jae… A parte de su
creciente enemistad con Nam Seon-ho.
Disfrutad de un rigor histórico
correcto, una historia de poder donde el heredero no es quien debería y los que
a priori parecen buenos, sorprenden al final. Como en toda historia, el poder de
la amistad es el centro de toda relación y aquí no hay excepciones. Eso sí, no
esperéis un final edulcorado porque no lo hay. Sangre por todas partes y sed
de poder podría ser el subtítulo.
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