Hye-sun es una joven ex-prostituta que ha huido de casa y malvive con su novio Ki-woong, al que no se le ocurre nada mejor que intentar anunciar los servicios sexuales de ella para sobrevivir. Esto les lleva a una amarga disputa durante la que se separan. Mientras tanto, Suk-gyu, el padre de la joven, a través del anuncio colgado en internet por Ki-woong, intenta localizar a su hija y cuando queda con el chico, decide secuestrarlo para ir juntos a buscarla. Esta premisa quedaría liquidada en apenas 15 minutos de no ser porque, en paralelo, la Ley de Murphy ha decidido que ese es el momento idóneo para soltar un repentino brote de muertos vivientes en pleno centro de Seúl a fin de alargar la narrativa hasta los 90min.

            Subvertir las convenciones del cine de gĆ©nero es un asunto peliagudo. Hay un acuerdo tĆ”cito con tu audiencia acerca de respetar los puntos claves del gĆ©nero en cuestión, lo que en realidad suele ser un ejercicio de equilibrismo sobre la cuerda floja. Seguirlos todos te hundirĆ” en el infierno del clichĆ© e ignorarlos mĆ”s de la cuenta te convertirĆ” en traidor del gĆ©nero. Especialmente si hablamos de zombis, no parece que haya mucho terreno por descubrir. Particularmente despuĆ©s de 10 temporadas -y sin final a la vista- de The Walking Dead.
                                    
            Por fortuna, Seoul Station logra imprimir su propia huella sin alejarse demasiado de todo lo que esperamos ver en un zombie flick. Su director, Sang-ho Jeon, es una de las figuras mĆ”s destacadas de la animación coreana de los Ćŗltimos aƱos, logrando el reconocimiento internacional con sus anteriores largometrajes The King of Pigs (2011) y The Fake (2013) en los que habla con crudeza acerca de problemas sociales como el acoso escolar en la primera o estafas en sectas religiosas en la segunda.





            Para su tercer largometraje animado, el director nos presenta un relato en tĆ”ndem, siendo esta pelĆ­cula la precuela-prólogo animado que detalla los eventos de la noche anterior al dĆ­a en que se desarrolla su aclamada Train to Busan del mismo aƱo. A la vez, tambiĆ©n funciona como el otro lado de la moneda, destrozando el optimismo subyacente y los valores familiares representados en el live action. De esta forma, Seoul Station es una sĆ”tira social que toma la forma de un apocalipsis zombie como metĆ”fora de la descomposición de una sociedad cuyas instituciones y ciudadanos hipócritamente ignoran a sus miembros mĆ”s vulnerables. La policĆ­a y los servicios sociales son representados como entes que lejos de ayudar, agravan la situación con su desidia e incompetencia, poniendo palos en las ruedas a los tres personajes centrales en una lucha trepidante por encontrarse y sobrevivir en el intento. No es coincidencia que la epidemia empiece con un sin techo, un viejo y maloliente refugiado en la estación central de la capital coreana, al que prĆ”cticamente nadie quiere ayudar debido a su condición excepto otro sin techo como Ć©l. La elevada cantidad de desgraciados en su misma situación les convierte en las vĆ­ctimas fĆ”ciles a travĆ©s de las cuales la infección se viraliza.

            La crĆ­tica social es un guiƱo a maestros del gĆ©nero como George A. Romero, quien solĆ­a aprovechar la temĆ”tica para lanzar afilados dardos contra problemas sociales de su tiempo. Es un detalle que nos ayuda a perdonar pecados habituales como las inconsistencias con los tiempos de zombificación a conveniencia, o la dotación de ciertos personajes de una armadura de guion hecha de adamantium a prueba de comportamientos incompatibles con su supervivencia. A pesar de ello, la combinación resultante sigue siendo inteligente y entretenida, con sorpresas hasta el Ćŗltimo minuto.




Ficha TƩcnica

Nombre Original: Seoul Station
Director: Sang-ho Jeon
Estudio: Studio Dadashow
AƱo: 2016
GƩnero: Zombies, horror