Para la mayorĆ­a de los turistas occidentales, el paĆ­s del Sol naciente es sólo la cuna de geishas y samurĆ”is. Los que ya son un tanto mĆ”s avezados, conocerĆ”n sus templos budistas y sintoĆ­stas, los palacios, sus jardines o sus modernos y altos edificios. Sin embargo, se suele pasar muchas veces por alto uno de los monumentos mĆ”s espectaculares y a la vez, mĆ”s escondidos, del maravilloso pasado japonĆ©s. Me refiero a los kofun (古墳)o tumbas de tĆŗmulo, construidas precisamente en el perĆ­odo al cual da nombre, aunque tambiĆ©n lo podemos conocer como perĆ­odo Yamato.

Los kofun (s III y VI d.C.) son la evolución lógica de un proceso que se inició en el perĆ­odo Yayoi con los llamados funkyÅ«bo, uno de los diferentes tipos de entierro que se daban en aquella Ć©poca. Si el Yayoi fue el perĆ­odo con la introducción del cultivo del arroz al paĆ­s nipón, con lo que se dio un cambio en la sociedad con respecto a los cazadores-recolectores del perĆ­odo Jōmon, el Kofun (o Yamato) es el momento en el que se establece la importancia del reino de Yamato sobre los otros y los kofun no serĆ­an mĆ”s que una muestra de su inmenso poder.

Normalmente, en estos kofun solían enterrarse a los importantes dirigentes de la comunidad. En el Kojiki, por ejemplo, puede verse la lista de los primeros emperadores y en qué lugar se encuentra su tumba. Un dato curioso a destacar es que, aunque se conoce la existencia de multitud de ellos, no todos han podido ser estudiados. La Agencia de la casa Imperial vela por su preservación y no ha permitido el estudio de aquellos que forman parte del linaje de Amaterasu y, por ende, antepasados de la familia imperial.

Los kofun no son únicos de Japón. Los estudiosos han investigado las prÔcticas funerarias a lo largo del mundo se han dado cuenta de que, primero de todo, este tipo de construcciones fueron realizadas para sus dirigentes cuando el Estado emergía como sistema hereditario. Al lado de las pirÔmides de los egipcios, encontramos de forma posterior, y mÔs cercanos a Japón, las construcciones en China entre el siglo VIII y el V a.C. y las de Corea del siglo IV d.C. Si con China no se ha podido encontrar una referencia segura, sí se ha podido trazar una serie de paralelismos con tipo muy similar de monumentos encontrados en la zona de Corea, que coinciden con la expansión económica, comercial y de preponderancia de los líderes yamato, enterrados en espectaculares tumbas de influencia coreana.



Los tipos principales de este tipo de construcciones importadas son el circular, o enpun (円墳); el rectangular o zenpō kōhō (å‰ę–¹å¾Œę–¹ ); el cuadrado o hōfun (方墳); y el de ojo de cerradura o zenpō kōen (å‰ę–¹å¾Œå††), Ćŗnico y original de Japón.

Es interesante aƱadir el hecho de que se encuentran determinados objetos relacionados con estas tumbas. Por ejemplo, encontramos objetos relacionados con la regalĆ­a divina japonesa (espejos de bronce, espadas y joyas), pero son especialmente interesantes unas figuritas de terracota llamadas haniwa (埓輪), realizadas mediante la tĆ©cnica de wazumi y que se suelen encontrar enterradas cerca de estos monumentos. Con un claro componente ritual, lo mĆ”s interesante de estas figuras es que representan fielmente el momento histórico en el que se realizaron: guerreros, casas, templos, animales… lo cual aporta una preciosĆ­sima información del perĆ­odo para los historiadores.

Los kofun mÔs conocidos son los que forman parte de los mozu kofungun, un grupo de unos 100 túmulos que se encuentran en Sakai, prefectura de Osaka, precisamente uno de los núcleos irradiadores de esta cultura. El mÔs conocido de todos es el Daisen Kofun, que pertenece al difunto emperador Nintoku y tiene un Ôrea total de 840 metros, rodeado de varios canales y diversas construcciones, amén de un enorme bosquecillo que crece sobre él. Aunque no podÔis visitarlo sin el permiso imperial, al lado hay un excelente museo, el Sakai City museum, que os acercarÔ a la maravillosa cultura del período Yamato y a estas espectaculares tumbas.