Erotismo, belleza y horror. Tres Gracias que van de la mano mientras nos empujan al abismo de una fÔbula medieval con estética inspirada en un Klimt y Degas, pasados por la coctelera de la psicodelia setentera. Un explosivo cóctel emotivo-estético cuyo incomprensible fracaso comercial, que influiría en la quiebra del estudio ese mismo año, lo relegó al olvido durante mÔs de 40 años. Por fortuna, Belladonna of Sadness resurgió con fuerza tras un merecido remaster en 4K (aplauso de pie para Cinelicious Pics) y su consiguiente re-estreno en salas americanas en mayo 2016. QuizÔ en realidad estaba demasiado adelantada a su tiempo y este fue el lapso que necesitó para ser apreciada en su justa medida. No podía haber elegido un mejor momento para recalcar la relevancia social de una historia de abuso de poder y brujería-satanismo como metÔforas de la liberación de la sexualidad femenina y su fuerza desestabilizadora del statu quo.

                Estrenada originalmente en 1973, la cinta fue la conclusión de la trilogĆ­a Animerama, junto a Las Mil y Una Noches (1969) y Cleopatra (1970), una incursión en el cine experimental para adultos producida por el legendario Osamu Tezuka y bajo la dirección de Eiichi Yamamoto.  Los primeros movimientos feministas en Japón y la popularización de las llamadas pinku eiga, pelĆ­culas de porno softcore, proporcionan el contexto de la creación de esta obra, la mĆ”s oscura y perturbadora de la trilogĆ­a, en su representación de la violencia sexual y el desgarro psicológico sufrido por sus vĆ­ctimas. Pocas veces una estĆ©tica tan cuidada provoca tanta incomodidad al espectador.





                Inspirada en el ensayo de 1862 La SorciĆØre (La Bruja) de Jules Michelet sobre rituales de brujerĆ­a durante la Edad Media, la pelĆ­cula recrea la historia de Jeanne, una bella campesina cuyo dĆ­a de ensueƱo se transforma en una pesadilla. El dĆ­a de su boda, su seƱor feudal exige ejercer su derecho de pernada ante la impotencia de su desgraciado marido, quien es expulsado de castillo mientras su mujer es violada. La escena es grĆ”fica y alegórica a partes iguales, mostrando una horrorizada Jeanne sintiĆ©ndose literalmente partida en dos.

                Su dolor y sed de venganza le permiten invocar al demonio, quien adopta una figura fĆ”lica que irĆ” creciendo a medida que el poder que le ha concedido a ella va en aumento. Poder que, seƱala, ya llevaba ella por dentro, y que se irĆ” traduciendo en un estatus cada vez mĆ”s elevado hasta rivalizar en influencia con el del mismo seƱor feudal que otrora la sometiese a su voluntad. Jeanne usa su cuerpo para ganar poder y no se excusa por ello, despertando admiración y miedo entre sus semejantes y el odio de quienes se ven como sus superiores, que buscan castigarla por haberse negado a permanecer en silencio en el lugar que le correspondĆ­a. El relato no disimula en establecer paralelismos con figuras femeninas de culto como Jeanne d'Arc y de manera mĆ”s explĆ­cita con Marianne, sĆ­mbolo de la Revolución Francesa y personificación de la Diosa de la Libertad.

                La narrativa emplea una animación sencilla, pero impactante. La paleta de colores se inspira en la acuarela y diversas secuencias sacrifican dinamismo en pos de imitar el estilo de los papiros ilustrados japoneses, que relatan una historia recorriendo imĆ”genes estĆ”ticas de un lado a otro. La delicadeza del trazo contrasta con la dureza y el exceso de la historia, contada a ritmo de rock progresivo y jazz psicodĆ©lico. Una estĆ©tica vanguardista que, a 45 aƱos de su primer estreno, mantiene intacta su frescura y originalidad. Al igual que su desnuda crueldad.



Ficha TƩcnica


Nombre Original: Kanashimi no Belladonna
Director: Eiichi Yamamoto
Estudio: Mushi Production
AƱo: 1973
GƩnero: Pinku eiga
CategorĆ­a: Josei/Seinen