Desde tiempos prehistóricos, los japoneses han creído en espíritus animistas y deidades denominadas kami. Con la importación del budismo en el siglo V d.C., la religión autóctona de Japón fue denominada y reconocida como shintō o «vía de los kami».

El concepto «kami»


El experto en historia y literatura japonesa, Motori Norinaga (1730-1801), daba una definición que denominaremos «clásica» de lo que es un kami:

«Los kami son, primero de todo, deidades del cielo y la tierra y espíritus venerados en templos y tanto como humanos, pájaros y bestias, plantas y árboles, océanos y montañas, tienen poderes excepcionales y deben ser venerados. Los kami no sólo incluyen seres misteriosos que son nobles y bondadosos, sino también espíritus malignos que son extraordinarios y también merecen adoración».
Kojikiden p. 125 
En general, la creencia japonesa es que cada fenómeno extraordinario posee un poder carismático. Así pues, el espíritu del kami puede residir en los cuerpos celestiales como el sol, la luna o las estrellas; o en las fuerzas de la naturaleza como el viento, la lluvia o el rayo. Líderes carismáticos han sido también denominados como kami, así como diferentes animales.

Del mismo modo que existen los kami, también lo hacen otro tipo de espíritus como los tama (almas), mono (demonios), tsuchi y mi (espíritus animistas)o chi e itsu (espíritus que poseen poderes mágicos). De entre todos estos espíritus, los kami destacan de entre ellos, elevados en rango, santificados y posteriormente, antropomorfizados. Así pues, por ejemplo, el kami de las montañas tiene control sobre los espíritus, animales y plantas de una región específica. 

Ya en un estadio de evolución posterior, algunos kami fueron adoptados como deidades tutelares de algunos clanes (ujigami).
Finalmente, algunos de los kami importantes tienen el poder de crear, pero no como la concepción judeocristiana, si no como creadores de una pequeña porción del universo. Se puede observar este «poder» divino en los mitos asociados de Izanagi e Izanami. También destaca el empleo del vocablo musubi para señalar el poder creador, tomando por ejemplo el importante kami Takamimusubi.

Diferentes tipos de sintoísmo en la actualidad


Al ser una religión que ha sobrevivido durante tantísimos siglos y que ha ido evolucionando a medida que iba pasando el tiempo, encontramos diferentes tipos de sintoísmo, con sus propios rituales. A diferencia de, por ejemplo, la religión cristina, que siempre estuvo fuertemente ligada al Estado, el sintoísmo, exceptuando el de la casa imperial, siempre fue asunto del pueblo. Los templos, hasta la Regulación sobre sintoísmo del 15 de diciembre de 1945, habían sido gestionados de forma comunitaria, ahora pasan a ser entidades privadas. A ello también hay que sumarle que durante la Restauración Meiji, los santuarios, que habían sido como bien hemos dicho algo ligado al pueblo en el que se encontraba, se centralizaron y se convirtieron en instituciones estatales y los sacerdotes en funcionarios. 

Esto es importante entenderlo, puesto que es la clave del motivo por el cual el sintoísmo puede ser encontrado de formas tan dispares dentro de Japón, en donde todas son manifestaciones válidas hacia los kami.

Sintoísmo popular

Es el menos evidente de todos y es el que está más arraigado a la vida diaria de la gente, por lo que gran parte de las costumbres se han mantenido sin una organización, con transmisión oral y como objeto de la tradición. Se le conoce también como «sintoísmo popular» o «fe tradicional».

Sintoísmo doméstico

Se denomina así a las prácticas religiosas que tienen lugar en el altar de las casas.
Sintoísmo sectario

Está formado por un número de grupos homogéneos que el gobierno Meiji, tras la nacionalización de los templos, se adscribieron a la supervisión de una agencia gubernamental  que se creó para ellos. Son grupos independientes y se les conoce así porque desde el gobierno se les denominó de esta manera.

Sintoísmo de la casa imperial

Se denomina así a los rituales que se realizan en los tres santuarios que hay en el interior de la residencia imperial y que son de uso exclusivo de la casa real. El santuario central, o kashiko-dokoro, está dedicado a la antecesora mitológica de la familia, la diosa del sol Amaterasu a través de su nieto Ninigi-no-mikoto.

Antiguamente, la responsabilidad de la ceremonia la tenían las familias Nakatomi e Imbe, pero en la actualidad el sistema hereditario ya no existe, pero las ceremonias se siguen celebrando igual que en la Ley de Ceremonias Imperiales de 1908.
Una de las prácticas habituales en el sintoísmo de la casa imperial es enviar mensajeros a otros templos para realizar ofrendas en determinados templos o santuarios que tienen una relación especial con la casa real.

Sintoísmo de santuario

Es el tipo de fe de los kami más antiguo y más extendido por todo el archipiélago japonés. De todos los santuarios que existen en Japón, destaca el gran santuario de Ise, protector de toda la nación.

Sintoísmo estatal

El sintoísmo imperial, junto al sintoísmo de santuario, se unieron a ciertas ideas sobre el origen de Japón y crearon el denominado sintoísmo estatal, que terminó cuando los templos dejaron de depender del Estado.

Fuentes


Cambridge History of Japan, volumen 1.
Ono, Sokyo: Sintoísmo. La vía de los kami, editorial Satori, Gijón, 2014