Cuando oyes que Square-Enix se ha metido en el jardĆ­n de otra pelĆ­cula, en lo primero que piensas es en el mal gusto que nos dejĆ³ a todos el guiĆ³n de The Spirits Within, y los resultados irregulares de Advent Children. Maravillas visuales las dos, pero un horror al fin y al cabo. Luego vas y te enteras de que la pelĆ­cula estĆ” vinculada al Final Fantasy XV, cuyos 10 aƱos de desarrollo le otorgan el dudoso honor de ocupar el tercer lugar del podio del llamado "infierno del desarrollo", liderado por Duke Nukem (15 aƱos) y secundado por Diablo III (11 aƱos). Y eso sin mencionar los cambios de nombre del juego, que pasĆ³ de formar tĆ”ndem con el XIII a esperar ser el XV, porque de por medio ya le habĆ­a pasado por delante la secuela XIII-2 y el XIV, que era un juego online y lo que tenĆ­a que ser para la PS3 ya luce desfasado y toca volver a la mesa de diseƱo y, cuando se dan cuenta, ya llevan tanto tiempo que para eso vuelven desde el principio y ya lo montan todo para la PS4.

Uf.

Y tĆŗ, que llevas jugando todos los tĆ­tulos desde el primero allĆ” por los finales de los 80, que te has hecho 10 aƱos mĆ”s viejo desde que lo anunciaron por primera vez en el E3 de 2006, y has prometido no volver a pagar una entrada de cine para ser abofeteado por el bello despropĆ³sito de Square y compaƱƭa... ¿Pues quĆ© vas a hacer? Vas y le rezas a $deity, te sientas frente a la pantalla y esperas que todo salga lo mejor posible o que como mĆ­nimo, el caramelo visual te permita perdonar todo lo demĆ”s. Total, en peores cosas has perdido los 115 minutos que dura el largometraje.



Un corto monĆ³logo introductorio narra los eventos que sirven de trasfondo a la historia, tanto del largometraje como del videojuego: El reino de Lucis es el Ćŗnico que sigue resistiendo las ofensivas del imperio de Niflheim que, gracias a su poderĆ­o tecnolĆ³gico y militar ha ido sometiendo paulatinamente al resto de naciones. La fuente de la protecciĆ³n de Lucis reside en un cristal custodiado por la familia real, el cual proporciona una barrera protectora al reino y poderes especiales al Rey, quien los comparte con un cuerpo de soldados de Ć©lite que dan nombre a la pelĆ­cula, los Kingsglaive.

El enfoque en este caso es en Nyx Ulric, un Kingsglaive encargado de proteger a Lunafreya, princesa de uno de los reinos conquistados por Nifelheim y prometida de Noctis, prĆ­ncipe heredero de Lucis y protagonista de FF XV. Ella forma parte de las condiciones de un acuerdo de paz impuesto por el imperio, aceptado a regaƱadientes por Regis, actual rey de Lucis, debido a que por su avanzada edad empieza a quedarse sin fuerzas para seguir defendiendo a su reino. Dicho acuerdo termina siendo una treta para conquistar Lucis, gracias en parte a la traiciĆ³n de buena parte del cuerpo de Kingsglaives. Ante la imposibilidad de impedir la conquista del reino, Nyx se ve obligado a rescatar a la princesa, con el fin de que pueda reunirse con Noctis, quien de forma preventiva ya habĆ­a escapado antes del ataque de Niflheim junto a su entorno de mayor confianza.

La gracia es que los eventos narrados en el film transcurren de forma semi-paralela a los del videojuego, donde se relata el viaje de Noctis, de forma que una historia es complemento de la otra. En tĆ©rminos de guiĆ³n esto es a la vez una ventaja y una desventaja en funciĆ³n de la audiencia. Para los fans de Final Fantasy, cualquier ampliaciĆ³n a la historia central es bienvenida, pero a buena parte de la crĆ­tica cinematogrĆ”fica se le escapan referencias necesarias para entender el conjunto. SĆ­ que es cierto que el argumento no es nada del otro mundo y sus protagonistas bastante unidimensionales: Nyx, a quien el actor Aaron Paul presta su voz, es la quintaesencia del hĆ©roe arquetĆ­pico, desafiante de la autoridad y dispuesto a todo por salvar a los demĆ”s. Lunafreya es una abnegada heroĆ­na, pura y bondadosa como ella sola. Esto nos lleva a otro aspecto que lleva siendo una constante en buena parte de los juegos de esta franquicia: los secundarios tienden a ser psicolĆ³gicamente mĆ”s interesantes. Por ejemplo el personaje de Libertus, compaƱero Kingsglave de Nyx y uno de sus mĆ”s cercanos amigos, tiene mĆ”s posibilidades de conectar con la audiencia como un soldado desencantado y crĆ­tico con su papel de carne de caĆ±Ć³n, que decide tomarse la justicia por su mano y termina involucrado en un grupo de rebeldes que no son lo que parecen. Y hablando de conectar, estamos hablando del Final Fantasy que mĆ”s Ć©nfasis ha puesto en recrear un mundo fantĆ”stico, que es a la vez una especie de paralelo al nuestro, con la mayor parte de la acciĆ³n llevada a cabo en una ciudad que es un mashup de ParĆ­s y Tokyo, con un desacomplejado product placement que aƱade consistencia al buscado realismo estĆ©tico.



Lo que no parecen haber aprendido de la experiencia, es la escasĆ­sima expresiĆ³n facial de los personajes femeninos en contraposiciĆ³n a los masculinos. Si en su momento Aki Ross de The Spirits Within fue la personificaciĆ³n del concepto del valle inquietante (que como sabemos, consiste en la proporciĆ³n entre simpatĆ­a y realismo; cuanto mĆ”s realista se hace un androide o personaje ficticio, menor es la simpatĆ­a que el pĆŗblico siente hacia Ć©l, precisamente por el "miedo" que nos causa que, siendo artificial, parezca tan real), Lunafreya no se queda atrĆ”s. En los momentos mĆ”s dramĆ”ticos no pierde su hierĆ”tica compostura en lo que parece mĆ”s un efecto Kuleshov en movimiento, que otra cosa. La fuerza del personaje sĆ³lo es salvable gracias a la actuaciĆ³n de Lena Headey, quien logra transmitir la fuerza, entereza y serenidad de Lunafreya a travĆ©s de su voz. Encomiable tarea la de dignificar un bello maniquĆ­ inexpresivo. Es un tremendo contraste con la excelente animaciĆ³n del Rey Regis, a quien Sean Bean infunde de carisma y presencia que ya estarĆ” por ver si su hijo queda a la altura durante el transcurso del juego. La riqueza de sus expresiones faciales hace dudar con frecuencia de si en realidad se tiene al actor de motion-capture delante.

Lo que igual podrĆ­an haberse ahorrado es el clichĆ© japonĆ©s de presentar a un personaje malĆ©fico como extravagante, y con una afectaciĆ³n en el habla que no le hubiera hecho quedar fuera de sitio como villano en una pelĆ­cula de Austin Powers. En medio de la tensiĆ³n dramĆ”tica, es imposible mirarlo y no reĆ­rse, o desear matarlo de una patada giratoria de pura vergĆ¼enza ajena. O todo a la vez.

Sin embargo, la pelĆ­cula consigue ser entretenida, ser una espectacular antesala al videojuego y sentar las bases del universo donde muchos vamos a pasar sumergidos al menos decenas de horas. El resultado es uno de estos casos donde la recepciĆ³n de la audiencia es generalmente positiva, a pesar de los destrozos de la crĆ­tica. Vistos los resultados de los dos primeros intentos, esto ya es bastante decir. Al fin y al cabo, los fans no queremos una cinta mainstream de fantasĆ­a y ciencia ficciĆ³n. Ya tenemos a Hollywood para eso. Lo que buscamos en Final Fantasy es otra cosa y es algo que ojalĆ” la difunta Square Films hubiera comprendido.

PS: Sean Bean sigue siendo un spoiler andante. Lo siento, tenĆ­a que decirlo.

Ficha TĆ©cnica


Nombre Original: Kingsglaive: Final Fantasy XV

Director: Takeshi Nozue

Estudio: Visual Works

AƱo: 2016

GĆ©nero: FantasĆ­a, ciencia ficciĆ³n.