-¡Os digo que estĆ” mal! - porfĆ­a Vladi - ¡Primero se inventĆ³ la mĆ”quina de coser, y despuĆ©s la bombilla, no al revĆ©s! ¿A quiĆ©n vais a creer, a un estĆŗpido cartoncito, o a mĆ­?

     Freddy, TiĆ­to Creepy, ZombiD y yo nos miramos. SerĆ” tramposo y lo sabemos, pero en cuestiĆ³n de Historia, a Vladi nadie le puede echar la zarpa, porque siempre estuvo allĆ­ para ver las cosas. Asentimos y mi novio sentencia:

    -DespuĆ©s de lo de la lata y el abrelatas, yo no me fĆ­o ya del juego este... ¿echamos un parchĆ­s?

    -¡Por Dio, no! ¡Un parchĆ­s de seis, no; prefiero el Dominion antes que eso! - digo yo. - ¿No os apetece un Trivial...?

    -¡NO! - me dicen en estĆ©reo con amplificador y subwofer. No siempre es fĆ”cil ponerse de acuerdo con los juegos, y menos cuando uno resulta tener datos equivocados; menos mal que tenĆ­amos a Vladi para llamarnos la atenciĆ³n sobre los errores histĆ³ricos. Claro que Ć©l no es el Ćŗnico que puede presumir de haber estado en muchas Ć©pocas de la historia. Hay otro que tambiĆ©n puede, porque su vida ya alcanza el siglo, y sus actuaciones han ido de la Grecia clĆ”sica, a los turbulentos aƱos de la DepresiĆ³n, pasando por el salvaje Oeste, y tambiĆ©n hizo pelĆ­culas MUY freaks. Con todos el cariƱo al centenario Kirk Douglas hoy, en Cine Freak Salvaje, Cactus Jack. 


    Durante los ochenta y  noventa, los que tuvimos la suerte de ser infantes en aquĆ©lla Ć©poca mĆ”gica, vimos muchĆ­simas series de animaciĆ³n basadas en pelĆ­culas, como Los Cazafantasmas o Loca academia de policĆ­a, por citar sĆ³lo dos de ellas. No obstante, aquĆ©llos que habĆ­an sido niƱos en dĆ©cadas anteriores habĆ­a visto suceder el efecto contrario; pelĆ­culas basadas (directa o indirectamente) en series animadas. AsĆ­, cintas como La carrera del siglo estaban inspiradas en Los autos locos y AquĆ©llos chalados en sus locos cacharros tenĆ­a parte de la citada y del EscuadrĆ³n DiabĆ³lico (ambas series protagonizadas por uno de los grandes villanos de la animaciĆ³n, el carismĆ”tico tramposo Pierre Nodoyuna y su perro PatĆ”n, conocidos como Dick Dastardly y Muttley respectivamente en la versiĆ³n original). Estas adaptaciones tuvieron su momento de Ć©xito en una Ć©poca en la que el cine de comedia solĆ­a ser de un humor esencialmente blanco, bienintencionado y de enredo. No obstante, pasada ya esa Ć©poca, en puertas de la cĆ­nica y picantona dĆ©cada de los ochenta, alguien rescatĆ³ ese sistema de hacer comedia, en la cinta que nos ocupa, basĆ”ndose para ello nada menos que en las aventuras del Coyote y el Correcaminos. 

     Cactus Jack nos ofrece un argumento bastante simple; la hija de un banquero, la SeƱorita Estupenda, ha de hacer un largo viaje con una gran cantidad de dinero. Preocupado por ella y por los billetitos, su padre contrata a un guardaespaldas para que la proteja. Dicho guardaespaldas se llama Guapo Caballero y estĆ” encarnado por nadie menos que un joven Arnold Schwarzenegger. Y el banquero hace bien en tomar precauciones para con el dinero y su hija, porque tras ellos anda el villano mĆ”s persistente y cabezota que vieran los westerns, Cactus Jack, encarnado por un Kirk Douglas cuya edad no empezaba ya ni con un cinco... tenĆ­a 63 aƱos cuando rodĆ³ esta peli. Cactus Jack intentarĆ” por todos los medios (y podĆ©is creerme: se le ocurren muchos medios) hacerse con el dinero, pero en todos ellos fracasarĆ” de la forma mĆ”s espectacular y divertida que darse pueda, pero Ć©l, junto a su fiel caballo Whisky, seguirĆ” intentĆ”ndolo. 


  Como vemos, se trata de personajes arquetĆ­picos hasta en los nombres, de los que no se puede esperar un crecimiento psicolĆ³gico a lo largo de la cinta, sino tan solo que se comporten como dicta su canon, de forma bastante plana y esperable, sĆ­, pero muy divertida. En la cinta que nos ocupa, todo estĆ” al servicio de la comicidad; asĆ­, la SeƱorita Estupenda es una mujer despampanante que intentarĆ” seducir a su protector, pero Ć©ste, consciente de su misiĆ³n y mĆ”s inocente que el chocolate blanco, no se darĆ” por aludido de sus intentos. Arnie, todavĆ­a muy poco conocido en el cine, (al punto que fue la primera vez que se acreditĆ³ con su difĆ­cil apellido austrĆ­aco; hasta entonces, se habĆ­a hecho llamar Arnold Strong, como pudimos verle en la escasamente conocida HĆ©rcules en Nueva York) encarnĆ³ aquĆ­ a un jovencito inocente y puro, inmune a los encantos femeninos ni a tentaciones de ningĆŗn tipo si Ć©stas chocan contra el cumplimiento del deber. Fue la primera y Ćŗnica vez que Arnie ha aparecido en un western.


     Kirk Douglas en cambio sĆ­ era un actor no sĆ³lo conocido, sino consagrado y que aunque habĆ­a
intervenido en cintas amables y hasta propensas a la risa como 20.000 leguas de viaje submarino o El dĆ­a de los tramposos, no habĆ­a explotado realmente su vis comica, y aquĆ­ pudimos comprobar que no solo la tenĆ­a, sino que ademĆ”s era muy capaz de entender la base del humor: reĆ­rse de uno mismo. El villano Cactus Jack, inspirado en el Coyote, elabora multitud de pĆ©rfidos planes, pero estos no sĆ³lo no llegan a buen tĆ©rmino, sino que se le vuelven en contra. Nuestro protagonista ansĆ­a ser un afamado bandolero como Jesse James o Billy el NiƱo, y hasta tiene un librito con directrices para ayudarle en su propĆ³sito, pero para conservar la comicidad, no logra nunca sus objetivos. Estamos ante una cinta de humor recurrente, en la que el protagonismo le es concedido (o conquistado...) por el villano, pero el orden de la justicia poĆ©tica no se altera por eso; de la misma manera que el Coyote intenta cazar al Correcaminos o que Iznogud intenta ser califa en lugar del califa, Jack persiste en su intento de hacerse con el dinero y secuestrar a la dama, pero siempre sin Ć©xito. 

     Douglas, por mĆ”s que hubiera interpretado al hĆ©roe Ulises, a un jefe vikingo, al feroz Espartaco, al Loco del pelo rojo, o se hubiese metido en la piel de gĆ”ngsteres y boxeadores, habĆ­a sido en el gĆ©nero del oeste donde habĆ­a conseguido sus mĆ”s abundantes, y quizĆ” reconocidos, papeles. Cintas como Duelo de titanes o El Ćŗltimo tren a Gun Hill, dan buena fe de lo cĆ³modo que se sentĆ­a el actor en papeles de antihĆ©roe o de sheriff del Salvaje Oeste. En la cinta que nos ocupa, Douglas se riĆ³ de sus propios personajes (su indumentaria, de hecho, es muy similar a la que usĆ³ en aquĆ©llas cintas) y los desmitificĆ³, igual que todo el oeste es tomado a broma en la pelĆ­cula, creando un ambiente de sainete y caricatura. 

     No obstante, pese a ser casi la primera vez que Douglas nos hizo reĆ­r, no fue la Ćŗltima. RepetirĆ­a gĆ©nero pocos aƱos mĆ”s tarde, ya entrados los ochenta, junto a otro grandĆ­simo actor con quien ya habĆ­a trabajado en Duelo de titanes, Burt Lancaster, en Otra ciudad, otra ley. Y otro conocido "vaquero", Eli Wallach "el feo", completarĆ­a la trĆ­ada, en su caso como antagonista.

    Cactus Jack, dirigida por Hal Needham en 1979, es ante todo una cinta cĆ³mica, una pelĆ­cula que no debe ser tomada en serio en ningĆŗn momento, y cuya propia comicidad no lo permite. Es una pelĆ­cula en la que la risa no da descanso y en la que lo predecible de los gags es su mejor arma para provocar la carcajada. Su justeza argumental estĆ” bien compensada con las actuaciones de sus protagonistas y, sobre todo, el carisma del villano, asĆ­ como con su duraciĆ³n comedida, de apenas 90 minutos. Es una pelĆ­cula tolerada, ideal para ver en familia o con amigos, porque las risas estĆ”n aseguradas en todos los casos. 


Un Cactus, tras otro cactus... a mĆ­ esto me da mala espina. 



"Si tu padre te pregunta quiĆ©n te ha dejado ciego, dile que fue Ulises, ¡Ulises, el que ha destruĆ­do la ciudad de Troya, hijo de Laertes y rey de ƍtaca!" Si no coges Ć©sta frase, tienes que ver mĆ”s cine. ¡Desde su SillĆ³n, Dita y todos los inquilinos del Castillo os desean Feliz Navidad!