-Mmmmh... - un gemido se escapa de mi garganta mientras ZombiD me estrecha contra Ć©l y nos besamos apasionadamente. Con los ojos cerrados, mi cerebro es una fantasĆa de labios hĆŗmedos, suavidad, caricias y aroma a tierra hĆŗmeda en medio de un abrazo interminable...
-¡He dicho que TIEMPO, suĆ©ltala ya! - estĆ” bien, casi interminable. Freddy nos retó a ver si podĆamos estar un minuto besĆ”ndonos sin que se escapara el humo de la cachimba, y hemos ganado. D me suelta con suavidad, y el humo verdeazulado sale de la boca de ambos, en medio de una mirada de complicidad, travesura y ojos enrojecidos. - ¡QuĆ© par de viciosos!
-Dijo la zorra a las uvas, ¡y como si Ć©l no matara besando! - contesta ZombiD y apaƱa Ć©l el tubo de la cachimba, aspira con fuerza y el humo sale en color rosa y granate, mientras a todos nos da la risa floja. Entre la fumada y el beso, yo me he quedado desmadejada y con una sonrisa tonta; siempre que fumo me acuerdo de una pelĆcula y de una secuencia en concreto en la que la protagonista pregunta a una concubina quĆ© es la bebida que le ofrece, y ella le contesta que "no tiene nombre, pero que muchos valientes soldados han muerto para traerlo de la Galaxia del Placer. No hace olvidar, pero sĆ que no te importen los recuerdos". QuĆ© querĆ©is que os diga, a mĆ me encanta como reclamo publicitario. De esa pelĆcula precisamente vamos a hablar. Hoy, en Cine Freak Salvaje, Flash Gordon.
¿Alguna vez habĆ©is mirado una fila de hormigas y se os ha ocurrido la brillante idea de derramar refresco sobre ellas, pisotearlas o quemarlas con una lupa? Mentirosos. Bien, ahora imaginad que nosotros fuĆ©semos las hormigas. Para el terrible Emperador Ming, soberano del Universo y emperador de la Galaxia, somos eso: hormigas. Y decide divertirse un poco con nosotros enviĆ”ndonos algunas catĆ”strofes naturales. En medio de una tormenta de granizo ardiente (no le busquĆ©is lógica; es hielo, pero arde y listos. Esta, es sólo la primera de muchas) se ve sorprendido Flash Gordon, jugador de rugby en vacaciones, que ha de coger un avión junto a la agente de viajes Dale Arden. En medio del vuelo, se produce una violenta turbulencia que hace que el propio Flash tenga que coger los mandos e intentar un aterrizaje de emergencia en medio del invernadero de un cientĆfico, el dr. Hans Zarkov, quien ha descubierto que ese tipo de fenómenos atmosfĆ©ricos no son normales, sino que hay tras ellos una fuerza hostil extraƱa a la Tierra y tiene preparado un cohete para el contraataque.
Era la década de los Terribles Años Treinta, y los villanos megalómanos triunfaban - para nuestra
desgracia - tanto dentro como fuera de la fantasĆa. Los cómics empezaban a hacerse un gĆ©nero notable en sĆ mismos y a hacer las delicias de niƱos y no tan niƱos. Concretamente Buck Rogers el aventurero, era el mĆ”s famoso de los personajes de papel, y el dibujante Alex Raymond recibió el encargo, por parte de la King Feature Sindycate, de crear un personaje que le hiciera la competencia a Rogers. Raymond fue conocido durante dĆ©cadas por la belleza de su trazo; imitado por muchos, las historietas de Flash Gordon se convirtieron muy pronto en la cita obligada de la revista dominical. Su guión parte de la misma historia que hemos visto en la pelĆcula, si bien en la cinta nos dieron un pretexto bastante mĆ”s consistente para la aparición de los tres protagonistas en Mongo, el planeta del Emperador Ming (en el cómic, Zarkov pretende lanzar el cohete para desviar el meteorito que Ming quiere hacer chocar contra la Tierra; sin mĆ”s explicación, el dr., Flash y Dale estĆ”n en Mongo. Listos.).
Siguiendo una estĆ©tica pulp, mezclando ciencia-ficción y fantasĆa, las historietas de Flash Gordon se hicieron famosas a ambos lados del ocĆ©ano; durante la Segunda Guerra Mundial, Ming tomó prestados muchos ademanes y aĆŗn estĆ©tica nazi. En la dĆ©cada de los sesenta, cuando los viajes espaciales se convirtieron en realidad, el cómic vivió un resurgimiento. Flash Gordon habĆa sido llevado a la pequeƱa pantalla en forma de serie animada, de teleserie de varias temporadas... cuando, a finales de los setenta, en plena borrachera de La guerra de las galaxias, surgió el rumor de la adaptación, los fans lo recibieron con los brazos abiertos, ansiosos de ver algo similar a la pelĆcula de Lucas. La cinta Flash Gordon duplicaba el presupuesto que habĆa tenido La guerra de las galaxias, iba a contar con estrellas internacionales, desde Timothy Dalton (que a finales de la dĆ©cada de los ochenta se meterĆa en el smoking de James Bond... y la parte buena de que al citado agente secreto, en cierta ocasión lo encarnase un modelo que ademĆ”s de no saber actuar ni para hacer de extra, tuviese el mismo carisma que una ameba constipada, es que sabes que por mal que lo hagas, SIEMPRE estarĆ” Ć©l para cargar con el sambenito de "el que peor hizo de Bond") a Max Von Sydow, pasando por Ornella Muti. La cinta iba a contar asimismo con Queen para la banda sonora, y hasta se barajó el nombre de Federico Fellini para la dirección (finalmente, el director italiano rehusó el trabajo y la dirigió Mike Hodges, conocido por dirigir La profecĆa 2, La maldición de Damien). En una palabra: la pelĆcula lo tenĆa todo para triunfar.
Por desgracia o por suerte (nunca se sabe...), el tenerlo todo para triunfar, no implica forzosamente
hacerlo, y Flash Gordon no lo hizo. PorquĆ©. Por que a veces, lo que queda muy bien en papel, resulta que no funciona para llevarlo a la pantalla. La estĆ©tica steampunk, el argumento y los diĆ”logos pulp atufaban a rancio a la milla, cosa que se permitĆa en el cómic porque ese era precisamente su elemento, pero que en el cine, al pasarlo a imagen real, quedaba artificioso, ridĆculo... poco creĆble. Los efectos especiales, pese al enorme presupuesto que llevaban detrĆ”s, no cuajaban ni quedaban realistas. Al contrario de lo que sucede con La guerra de la galaxias, que vista hoy dĆa sigue gozando de unos efectos especiales trabajados, en Flash Gordon los tiros de lĆ”ser, explosiones y caĆdas ya chirriaban cuando yo la vi en 1987, es decir, sólo siete aƱos despuĆ©s de su estreno. Las cifras hablaron por sĆ mismas: Flash Gordon se comió un presupuesto de 35 millones de dólares (una burrada para la Ć©poca), y recaudó apenas 27. Tanto es asĆ que la secuela, que se nos promete en el final abierto de la cinta (Ć©sta concluye con un "The end?"), se fue al traste debido a la pobreza de resultados.
No obstante, pese al batacazo en taquilla y a provocar mÔs risa que emoción, estuvo nominada a varios premios Saturn (entre ellos al mejor vestuario, y al mejor actor de reparto para Max Von Sydow como Ming. Desgraciadamente, no ganó ninguno), y el tiempo la ha colocado dentro del cine de culto. Somos muchos los adoradores de esta cinta de aventuras (entre ellos, Seth McFarlane, el guionista de Padre de familia, como quedó patente en la cinta Ted) que, aunque no goce del mejor apartado técnico, aunque tenga un héroe de inteligencia justita y una protagonista llorona y bastante pava, aunque tenga diÔlogos artificiosos y rebuscados, a pesar de todo eso... sigue siendo una cinta de aventuras y como tal, su misión es entretener, y eso lo consigue de sobra. En ello es destacable el papel de los actores, en especial el impecable trabajo de Sydow como el malvadérrimo Ming.
Flash Gordon es una cinta divertida, pero en la que los personajes crecen a pesar de partir de un arquetipo, y son originales para la Ć©poca en que fueron concebidos. AsĆ, la princesa Aura (encarnada por la bellĆsima Ornella Muti; hubiera podido ser una nueva SofĆa Loren de haber contado con papeles mĆ”s relevantes), hija de Ming, ofrece un fuerte contraste con la terrĆ”quea Dale Arden. Mientras que la segunda es algo sosa, tĆmida y obedece mĆ”s al tipo de "doncella en apuros", Aura por su parte mete en apuros a los demĆ”s. Pese a estar prometida con el prĆncipe Barin, mantiene varios amantes, tantos como precisa para lograr en todo momento lo que desea; es embustera, astuta, infiel, consciente de que su belleza y encanto son sus armas, y no duda en usarlas. Pero a pesar de que empieza la cinta como una "femme fatale", a lo largo de la proyección irĆ” creciendo, al darse cuenta de que su vida de placer y privilegio es posible sólo gracias a la tolerancia de su padre, quien en cualquier momento se la puede arrebatar. Asimismo, otros personajes como el dr. Zarkov, o el carismĆ”tico prĆncipe Bultan de los Hombres Halcón tendrĆ”n su particular protagonismo y su crecimiento gracias a los acontecimientos narrados. La pelĆcula nos muestra unos personajes que se resisten al idealismo de Flash, pero que lentamente se dejan llevar por Ć©l y descubren una fuerza que no sospechaban poseer... si bien alguno en concreto, se jacta de no cambiar. Y a mi juicio, no lo necesita para nada, ¿verdad que no, Hans?
Flash Gordon es una pelĆcula concebida para tener a los niƱos pegados a la pantalla. Sus imĆ”genes barrocas, la corte de Ming llena de concubinas, prĆncipes de los diversos reinos y la tecnologĆa de los mismos, hablan a los sentidos a la vez que a la imaginación, haciendo que durante la cinta, nos sintamos inmersos en su mundo. Hay quien dice que las chapuzas tĆ©cnicas le impiden centrarse en el argumento, pero yo digo que hemos de recordar que esas "chapuzas", estĆ”n hechas a propósito, con el firme deseo de ser fieles al cómic, a la estĆ©tica del mismo, a su esencia... es preciso dejarse llevar por ellas y disfrutar de su ingenuidad; allĆ reside su encanto. Cinefiliabilidad 4, lo que significa que es fĆ”cil de ver siempre y cuando sepas que vas a ver algo que puede parecerte cutre en ciertos momentos, pero entretenido pese a todo.
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| Molo mĆ”s que Bacterio, Emmet Brown y hasta que Herbert West... ¡y lo sabes! |
"ZVBXRPL... tenĆa el mismo caballo cuando me graduaron la vista". Si no coges Ć©sta frase, tienes que ver mĆ”s cine.






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