“Aquél que renuncia a libertad por seguridad, no merece ninguna de ellas. Y generalmente, acaba perdiendo ambas” Benjamin Franklin.

      Ahora que está tan presente, tan tristemente presente en todos el terrorismo, no faltan voces que exigen una mayor fiscalización de la Red. Que exigen la desaparición de la posibilidad de la navegación privada, de las herramientas que hacen factible la navegación anónima, o que exigen la posibilidad de espiar correos electrónicos sin necesidad de permiso judicial para ello. Hay quien está a favor de esto bajo la popular frase “yo no tengo nada que esconder”, y hay quien está en contra de esto por la misma razón, porque si no tengo nada que esconder, no hay ningún motivo para ser espiado. Partiendo de una base similar, se apoya la saga Civil War de Marvel Cómics, cuya adaptación al cine está a punto de llegar a nuestras pantallas. 

      En el cómic, Iron Man está moderamente a favor del Acta de Registro de Superhumanos, pero a raíz de la tragedia de Stamford en la que mueren más de 600 personas por culpa de un villano, decide posicionarse de forma mucho más radical en pro del mismo, mientras que el Capitán América, que debido a su historia ha podido ver a qué lleva la clasificación y registro de seres humanos, opina que cualquier mutante o humano con superpoderes de cualquier tipo, tiene derecho a su propia intimidad y a que su identidad no salga a la luz. 



     Como suele suceder en toda discusión, ambos tienen su parte de razón y ambos están equivocados; ninguno de los dos querrá dar su brazo a torcer, y por más que a lo largo del cómic discutan e intenten llegar a un punto de concordato, ninguno estará dispuesto a ceder una pizca, ni por acercamiento de ideas, ni por amistad. En ambos casos los héroes cuentan con un carisma tan grande como su ego, y eso les hace también atraer a unos y otros héroes a su ideario, quizá no tanto porque lo compartan, sino por estar cerca de uno o de otro; como bien dice Tony Stark, algunos superhéroes son críos, que idolatran al Capitán América y no le quieren decepcionar… pero ese razonamiento, Steve le recordará que también funciona a la inversa y Stark lo está utilizando, aún cuando no se dé cuenta. 

     No obstante, no sólo Iron Man y el Capitán América sufren por esta decisión; muchos otros superhéroes como Spiderman verán su vida afectada por la posibilidad de perder el derecho a su propia intimidad y tendrán que tomar partido de un lado o de otro, lo que les afectará, incluso a niveles que no esperaban.

     
Civil War es más que un simple cómic de superhéroes y desde luego dista mucho de ser una historia “para niños”. Es una novela gráfica que aborda un tema adulto y lo hace desde una perspectiva justa y dualista, sin posicionarse en extremo de un lado o de otro, sino dejando al lector tomar su propia decisión. Al tratarse de un cómic cuyos protagonistas directos son Iron Man y el Capitán América, sin duda hay grandes dosis de acción, peleas y las luchas que todos los aficionados gustamos ver, pero en este álbum, no son lo más importante. Son los diálogos, tanto exteriores como internos, de los protagonistas los que se llevan el mayor peso de la trama. Ante algunos sucesos particularmente marcados, o incluso tristes, podemos ver a todos los héroes afrontándolos a su manera, que son tan distintas como distintos héroes hay. 

     A pesar de la proximidad del estreno cinematográfico (¡y de la increíble expectación en torno al mismo!), nos tememos que muchos sucesos que podemos contemplar en el cómic, debido a su dureza no saldrán en la adaptación a la gran pantalla, por lo que nuestra recomendación será siempre la de leer el cómic y disfrutar no sólo de la historia completa sin edulcorar, sino también del extraordinario trabajo realizado por los hermanos Knauf, Frank Tieri y Christos Cage en el guión y Patrick Zircher, Staz Johnson y Jeremy Haun en el dibujo. Los tomos de Civil War pueden conseguirse fácilmente en una lujosa edición en tapa dura en negro y dorado en la colección Marvel Deluxe, de Panini Comics.