-Es un vampiro exceleeente, es un vampiro exceleeente, es un vampiro exceleeenteeeeeeeeeee... ¡y siempre lo serĆ”! - con el brazo de ZombiD en mis hombros, junto a Freddy, Jason, el tiĆ­to Creepy, Mahogany y todos los demĆ”s, cantamos a coro mientras    Leandro entra llevando una tarta de terciopelo rojo de cuatro pisos llena de velitas, y el conde DrĆ”cula sonrĆ­e y hace como si en realidad no lo esperara... la verdad es que es difĆ­cil guardarle un secreto al conde, y sabemos que se olĆ­a su fiesta de cumpleaƱos. - ¡Sopla las velitas!

DrĆ”cula hace un gesto vago, pero enseguida se deja vencer y pega un resoplido. Nadie ha contado las velas porque nadie sabe en realidad cuĆ”ntos aƱos tiene y Ć©l no estĆ” dispuesto a confesarlo, pero el gesto es lo importante. SĆ­, tal dĆ­a como el 25 de Mayo, fue publicada por primera vez la novela DrĆ”cula. Y sólo dos dĆ­as mĆ”s tarde, aunque de algunos aƱitos despuĆ©s, nació el actor cuyo rostro se convertirĆ­a en el DrĆ”cula por excelencia: Christopher Lee. En honor a ambas fechas hoy, en en Cine Freak Salvaje, Horror of Dracula. 


 


    No era ni remotamente la primera vez que un vampiro en general o que DrĆ”cula en particular eran llevados a la gran pantalla. Ya la pelĆ­cula Nosferatu nos habĆ­a mostrado la primera adaptación de la novela, si bien muy a su manera y tomĆ”ndose muchas licencias para con los nombres, situaciones y personajes (de lo que son capaces algunos con tal de esquivar el pago de derechos...), y otros personajes de tendencias vampĆ­ricas reales o atribuĆ­das habĆ­an pululado ya por la gran pantalla como "M, el vampiro de Dusseldorf" o el Conde Orlock, ambos encarnados por el pequeƱo gran Peter Lorre (1.60 de talento concentrado). Apenas iniciada la dĆ©cada de los treinta, tuvimos al primer gran DrĆ”cula en una adaptación algo mĆ”s fiel a la novela y encarnado por un actor que le dio su primera iconocidad, Bela Lugosi. El DrĆ”cula de Lugosi, dirigido por Tod Browning (cinta que llevó al superĆ©xito al citado director, y cuya cinta posterior, Freaks "La parada de los monstruos" le enterrarĆ­a con la misma contundencia y rapidez), nos mostró a un vampiro muy seƱorial, seductor, aristócrata... sentó las bases, en definitiva, del imaginario de la novela, pero la cinta que nos ocupa, partió de esa base, y se aupó sobre ella como sobre un taburete.

     En Horror of Dracula (en los EE. UU. le dieron ese nombre precisamente para diferenciarla de su
antecesora, en EspaƱa se tituló DrĆ”cula sin mĆ”s), vemos a Jonathan Harker llegar al castillo de DrĆ”cula haciĆ©ndose pasar por bibliotecario, aunque en realidad pretende acabar con Ć©l. SerĆ” una vampiresa amante de DrĆ”cula quien le reciba y le suplique ayuda, pero ella no es mĆ”s que un cebo para el joven aventurero, que terminarĆ” convertido en vampiro; serĆ” Van Helsing (Peter Cushing) quien acuda en ayuda del joven Harker, pero la Ćŗnica ayuda que podrĆ” brindarle serĆ” una estaca en el corazón. Ante la sorpresa del dr., el propietario del castillo ya no se encuentra en el mismo, y al volver a Inglaterra para comunicarle a Lucy la triste nueva de la muerte de su esposo Jonathan, la encuentra en las primeras etapas de la infección vampĆ­rica. 

     Si alguno de vosotros ha leĆ­do la novela (cosa que si no habĆ©is hecho, os recomiendo de todo
corazón), sabrĆ©is que esta somera sinopsis no se parece en nada a la historia original. Ɖsta no serĆ­a adaptada de forma realmente fiel hasta la dĆ©cada de los noventa, con el DrĆ”cula dirigido por Coppola. AĆŗn asĆ­, mirad que os he dicho que Ć©sta, se trata de una versión mĆ”s fiel que la protagonizada por Lugosi, ¡os dejo imaginar el escabeche que hicieron con la novela en esa ocasión...! No obstante, las licencias tomadas fueron adoptadas en pro de una historia mĆ”s Ć”gil y mĆ”s fĆ”cil de ver en un sentido cinematogrĆ”fico. El largometraje es una producción llena de aventuras y que no permite el descanso del espectador en casi ningĆŗn momento. A diferencia de en la novela, donde hay pĆ”ginas de calma (real o falsa) en las que nos dan información pero no sucede nada terrorĆ­fico, en la cinta la acción no tiene espera y los sucesos se persiguen unos a otros a fin de no perder atmósfera. El resultado es una pelĆ­cula donde la inquietud no decae y las apariciones del vampiro son esperadas, ansiadas, pero no se convierten en lo Ćŗnico destacable de la misma. 



    Desde el inicio de la pelĆ­cula, con los tĆ­tulos de crĆ©ditos hechos con letras chorreantes (muy tĆ­picos de la Hammer, que ya los habĆ­a usado en su cinta inmediata anterior, La maldición de Frankenstein), podemos ver que no estamos ante un largometraje fino y pulcro como habĆ­a podido ser el de los aƱos treinta, sino frente a algo mucho mĆ”s trĆ”gico, mĆ”s impactante y temible. Horror Of Dracula iba a ser una pelĆ­cula que no iba a pararse en barras ni a mostrarnos un vampiro sin colmillos o sin sangre, todo lo contrario: DrĆ”cula lucĆ­a orgullosamente sus afilados colmillos por vez primera en el cine (los de Nosferatu eran los incisivos), manchas de sangre y lentillas rojas que le hacĆ­an tener los ojos inyectados en sangre (de hecho, le irritaban tanto los ojos que en cierta ocasión, Lee no vio por dónde iba y se metió un buen talegazo en una fosa donde yacĆ­a una compaƱera de reparto).

     Eran los tiempos del technicolor y habĆ­a que aprovecharlo, era el momento de explotar el colorido,
para bien y para mal. Así, los alrededores del castillo de DrÔcula estÔn llenos de niebla, Ôrboles retorcidos y tierra muerta de color gris y barrizales, pero el interior estÔ amueblado a todo lujo y los dorados, verdes y rojos abundan allí donde uno mire. Todo brilla y parece lleno de esplendor, pero en el fondo no es mÔs que ilusión, y todo estÔ por dentro tan muerto como las tierras que rodean el castillo; el único color de vida es el de sangre que su propietario roba. Y es que ya en la década de los treinta habíamos visto una adaptación; de lo que ahora se trataba, era de dar verdadero miedo. Y lo consiguieron. Nada mÔs os digo que la noche del estreno, cuando la mujer de Christopher lee le vio haciendo de DrÔcula, le asustó de tal modo que cuando volvieron a casa, no quiso dormir con él.



    En su momento, la novela DrĆ”cula fue muy criticada por narrar lo que entonces era "contenido sexual", y aunque es cierto que la obra da a entender mucho mĆ”s de lo que verdaderamente enseƱa, no lo es menos que el vampiro tiene una inequĆ­voca carga sexual y prohibida que repugna y atrae a las protagonistas por igual. Tanto en la novela como en la pelĆ­cula, podemos ver la contraposición que ocupan DrĆ”cula y el resto de hombres, en especial al dirigirse a las fĆ©minas; mientras todos los demĆ”s las tratan con cortesĆ­a, dulzura y una cierta distancia no exenta de paternalismo, el Conde utiliza la manipulación, la seducción y el deseo. Para Ć©l, no hay discusión ni libertad de elección en la mujer por que para Ć©l no son sus semejantes, sino sus presas; Ć©l no respeta espacios ni pide, sino que asume tu interĆ©s por Ć©l y ordena, no contempla la posibilidad de que ninguna mujer pueda resistirse a Ć©l, y de hecho ninguna lo hace. O al menos, no lo bastante. DrĆ”cula no es un hombre comĆŗn, y por lo tanto, no usa las herramientas de los hombres comunes. A Ć©l no le interesas para hablar contigo, ni para intercambiar promesas de amor, no le interesas como "niƱa". A Ć©l le interesas en tanto pueda beber de ti o tĆŗ de Ć©l, le interesas en tanto puedas ofrecerle algo, ya sea alimento o sexo. Le interesas como mujer, y no como mujer recatada o esposa, sino como amante. Si bien Lugosi habĆ­a dado un gran exotismo y seƱorĆ­o al personaje, y no podemos negar que tambiĆ©n un cierto erotismo, Ć©ste habĆ­a sido suave tanto por la Ć©poca, como por la edad, ya avanzada del protagonista, que hacĆ­a aĆŗn mĆ”s cuesta arriba el presentarle como seductor. Lee no tuvo problemas con esto y le dio al Conde la sensualidad que merecĆ­a.

    Horror of Dracula tuvo varias secuelas, todas ellas protagonizadas por Christopher Lee en el papel
que le harĆ­a inmortal y que ya para siempre se convirtió en su sombra, tales como DrĆ”cula PrĆ­ncipe de las Tinieblas, DrĆ”cula vuelve de la tumba, El poder de la sangre de DrĆ”cula, Las cicatrices de DrĆ”cula, Los ritos satĆ”nicos de DrĆ”cula, DrĆ”cula y las gemelas o Las novias de DrĆ”cula (no, a pesar de que alguna lo pueda parecer, ninguna es porno). Admito que no las he visto todas, pero de las que sĆ­ he disfrutado, puedo decir que DrĆ”cula PrĆ­ncipe de las Tinieblas, es la que mejor recoge el testigo de la tratada hoy. 

    Horror of Dracula es una cinta de terror gótico de la dĆ©cada de finales de los cincuenta, y como tal, puede resultar algo ingenua vista hoy dĆ­a. EstĆ” impregnada de un gran encanto de la era dorada de la productora Hammer, de sus vivos colores, sus hiperactuaciones y sus argumentos destinados mĆ”s a la aventura y a la acción que a la solidez argumental, pero no tiene agujeros de guión pese a ello. Es una cinta que se convirtió en un icono del terror y que merece ser vista, que admite ser vista mĆ”s de una vez. Una delicia para los amantes del gĆ©nero. Cinefiliabilidad 6, lo que significa que es fĆ”cil de ver, pero se te puede hacer algo flojilla si estĆ”s acostumbrado a un cine de vampiros estilo Blade.


-¿Usted es el que aparta a las mujeres del Mal? -SĆ­, hijo -Pues apĆ”rteme dos p´al sĆ”bado.


"¿QuĆ© sabemos hasta ahora? Uno, que el profesor Fassbender y su hija han sido secuestrados. Dos que, indudablemente, alguien los ha tenido que secuestrar. Tres... que se me estĆ” quemando la mano. ¡UAAAAAAAAAAH!" Si no coges Ć©sta frase, tienes que ver mĆ”s cine.