
-¡TĆ! - grita ZombiD. Intento decir algo, pero me lanza (literalmente) su brazo y su mano verdosa me atenaza el cuello. D recoge de golpe el hilo quirĆŗrgico que le sujeta el brazo con la otra mano, cruzo volando la distancia que me separa de Ć©l, y me encuentro besĆ”ndole en medio de un gemido deshecho. - ¡¿Te figuras que puedes largarte por las buenas durante dos meses y no llamar ni avisar a nadie; tĆŗ sabes cómo lo he pasado?!
LĆ”grimas de color amarillento fosforescente resbalan por sus mejillas redondas, y se las limpio con las manos, mientras murmuro lo mucho que lo siento... Es cierto que le dejĆ© una nota diciĆ©ndole que estaba mal, que no era culpa suya y que volverĆa; es cierto que mi tiĆto Creepy y los demĆ”s ya saben que esto me sucede a veces... pero sĆ© que tiene motivos para estar molesto. Por eso, para Ć©l y para todos vosotros que os he dejado abandonados, os traigo una nueva entrega de Cine Freak Salvaje: Seiju Gakuen, o The convent of sacred beast.
Nos encontramos en Semana Santa,
o cuando menos muy cerca aĆŗn de ella, lo suficiente para recordarla aĆŗn con
claridad. Y decidme, por veinticinco pesetas, ¿quĆ© se os viene a la cabeza
cuando hablamos de Semana Santa, ademƔs de las torrijas (que ya nos conocemos)?
Un dos tres, responda otra vez. Procesiones, costaleros, imaginerĆa, estatuas
de madera vestidas de oro, y gente que jamƔs pisa la iglesia ni hace nada por
sus semejantes gritando “¡guapa!” a un humilde pedazo de madera pintada… En una
palabra: hipocresĆa. ¡Campana y se acabó! Seis respuestas acertadas, a
veinticinco pesetas la respuesta, ¡son ciento cincuenta pesetas! ¡Chachi
piruli! Si adopto Ć©ste tono algo arcaico y setentero, es porque la pelĆcula que
nos ocupa hoy, pertenece tambiƩn a la misma Ʃpoca. Os hablo de Seiju Gakuen,
mƔs conocida como Convent of Sacred Beast, del director Norifumi Suzuki, del
aƱo 1974.
Una joven llamada Maya, de vida liberal y
fuerte carƔcter, ingresa en un convento en principio por voluntad propia, pero
también como alternativa al sanatorio mental en que su familia sugirió
encerrarla, de momento no sabemos por quĆ© y no pienso decĆroslo. En el convento
sufrirĆ” y verĆ” sufrir la misma hipocresĆa de la que a veces nos quejamos los
propios occidentales, pero de forma brutal y en sus propias carnes.
En Japón, la religión mayoritaria es el
sintoĆsmo y el budismo, no el catolicismo, aunque exista
cierto nĆŗmero de
adeptos. Para ellos, la realización de esta pelĆcula, aunque transgresora, no
tenĆa la misma carga inmoral implĆcita que otras nunsploitations que se
realizaron en la dĆ©cada de los setenta, que comenzarĆan con Justine (adaptación
de la novela homónima del Marqués de Sade y que os recomiendo sólo desde un
punto de vista filosófico terriblemente frĆo, pero ya os digo que se trata de
una obra dura y llena de un sarcasmo cruel) en 1969 y a la que seguirĆan otros
tĆtulos como El interior de un convento o Los pecados de la hermana LucĆa,
tambiĆ©n de producción nipona. Estas cintas se movĆan entre lo sĆ”dico, lo erótico,
lo artĆstico y el riesgo de excomunión, en una Ć©poca en la que esto, era algo
realmente grave y el arte estaba explorando sus lĆmites. No obstante, a pesar
de carecer de la ruptura de ese tabú, no por ello estamos ante una cinta mÔs
suave o menos cargada de significado.
Mientras que los preceptos religiosos nos
dicen que Dios es padre y no juez, que la religión
católica es amor y todo
misericordia, sus ministros hacen lo contrario y se erigen en vengadores
carentes de piedad. Maya, en su papel de mujer fuerte, no se dejarĆ” arrastrar
por esa doble moral y sus enfrentamientos derivarƔn en diversas escenas de
castigo en las que la hermosura de las secuencias contrastarĆ” brutalmente con
el contenido de las mismas. Buen ejemplo de ello, en cierto momento de la
cinta, la protagonista es atada y azotada con ramas de rosal, lo que produce
una orgĆa de sangre y pĆ©talos de rosas sobre sus pechos desnudos (sĆ; es una
cinta de fuerte carga erótica, y los desnudos son abundantes). No obstante,
Maya como personaje huye del tópico de damisela en apuros; es una mujer de los
setenta, liberada e independiente (como decĆan aquĆ las libertarias: “ni Dios,
ni amo”), que no precisa ser salvada pues ella misma se enfrentarĆ” a lo que sea
preciso. En este aspecto, se trata de una cinta muy progresista para tratarse
de una sociedad tan machista como lo es la japonesa, y resulta ligeramente
decepcionante ver cómo actualmente vemos en el cine a mujeres que parecen no
ser nada si no viene a por ellas su caballero de brillante armadura, mientras
que hace dƩcadas las mujeres luchaban por ser ellas mismas su propio salvador.
Norifumi Suzuki continuó haciendo pelĆculas
de marcado corte erótico y plagado de heroĆnas fuertes y luchadoras durante
toda su carrera sin ser molestado por autoridades de ningĆŗn tipo, dado que se
trataba de un cine que no llegaba a ser del dominio pĆŗblico, sino de tirada
escasa fuera de paĆs de origen. No corrieron la misma suerte otros directores
que osaron meterse con la Iglesia, como Jesús Franco o Luis Buñuel, que
tuvieron que exiliarse para poder seguir trabajando. “Con la Iglesia hemos
topado, Sancho amigo”, que dirĆa D. Quijote.
“¡Si corro tanto, la pelĆcula se
acabarĆ”!” Si no coges esta frase, tienes que ver mĆ”s cine.
2 Comentarios
Jujuju...lo que habrĆ” sido en esa Ć©poca esta pelĆcula... igualmente creo que el lado de Occidente es mĆ”s adepta a la hipocresĆa con respecto a la religión, tocĆ”s el tema de JesĆŗs y se arma un lĆo bĆ”rbaro (agregar un poco de desnudos, dolor y alguna cruz invertida y ya estĆ”: grito asegurado XD). HabrĆ” que ver esta peli, gracias por el anĆ”lisis
ResponderEliminarEn Europa, y sobre todo en EspaƱa, esta peli hubiera sido la catarsis, vamos XD. La mayor parte de nunsploitations tardaron en llegar a nuestro paĆs aunque se tratase de cine de serie B, y la mayorĆa llegaron sin doblar al castellano.
ResponderEliminarSi te animas, te la recomiendo. Yo esperaba que fuese una pĆldora y me sorprendió muy gratamente, la verdad. ¡Gracias a ti por leerlo y comentar!
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