La lluvia repiquetea en la ventana y las gotas se persiguen por el cristal emplomado en rombos, dejando simpĆ”ticos surcos, produciendo un baile ligeramente hipnotizante. Entre eso, el calorcito y la tripa llena, veo que me quedarĆ© frita de un momento a otro. 

    -¿Estaba rico, eh, nena? - musita ZombiD. Su tripa redonda sube y baja despacito, y cuando lo hace, un poco de vapor se escapa por el agujero de la costilla. Asiento. Casi siempre suelo hacer yo la comida, pero hoy, como la temperatura ha bajado y hace frĆ­o, mi novio se ha empeƱado en aprovechar el agradable tiempo para cocinar Ć©l lo que llama "una receta familiar": Sopa de lĆ”pida. La receta es bien sencilla: uno coge un trozo de lĆ”pida rota por efecto de un rayo, la lava bien y la pone a cocer. DespuĆ©s aƱade un buen pedazo de mantequilla o un generoso chorro de aceite, laurel, zanahorias, dos cebollas grandes, unos cuantos dientes de ajo, cebolletas, puerro, un buen trozo de carne de morcillo, tocino blanco, chorizo, medio pollo y un buen par de huesos grandes de tuĆ©tano. Se sazona al gusto con sal y pimienta. A la hora de servirlo, se le escalfa un huevo y si uno quiere, se le echa un chorrito de jerez. El trozo de lĆ”pida se quita y se tira, porque sólo sirve para hacer apetito durante el paseo que nos habremos metido dando vueltas por el cementerio como bobos, buscando una lĆ”pida partida durante una tormenta. 

    -Estaba delicioso... - sonrĆ­o. Mi estómago retumba de satisfacción.

    -El secreto estĆ” en los huesos de caƱa. El tuĆ©tano le da un sabor riquĆ­simo al caldo. Si sabrĆ© yo de huesos... - Tiene razón. Y hoy no van a faltarnos los huesos, con la cinta de hoy. En Cine Freak Salvaje: El esqueleto perdido de Cadavra. 





    Hubo un tiempo en que el futuro, era hoy. Y ese tiempo, fueron los aƱos cincuenta, dĆ©cada en la que norteamĆ©rica gozaba de una increĆ­ble prosperidad, paz y avances tĆ©cnicos que parecĆ­an haber convertido las casas, en complejos centros donde todo se hacĆ­a solo (ya, ya...). Los niƱos soƱaban con ser astronautas y la ciencia-ficción se convirtió en el gĆ©nero que todos los chiquillos adoraban. Monstruos, mutantes, extraterrestres... se daban tortas por salir en las pelĆ­culas que hicieron de la Serie B ese subgĆ©nero que todos adoramos (supongo. Al menos, yo lo hago. Si tĆŗ no, no tiene importancia, ninguno somos perfectos). Y hay quienes lo adoran tanto, que desean revivirlo, y esa mĆ”s o menos fue la idea de Larry Blamire el dĆ­a que se puso delante de un papel en blanco y, en lugar de hacer pajaritas, se puso a escribir una historia acerca de esqueletos. 




    En la historia que nos ocupa, el dr. Paul Armstrong, que es cientĆ­fico de profesión y hace ciencia
(en la pelĆ­cula se esfuerzan porque esto quede bien claro. Lo repiten unas ciento catorce veces), se dirige con su bella - y nada mĆ”s - esposa a un lugar en el que ha caĆ­do un meteorito, dado que el dr. estĆ” convencido de que dicho meteorito estĆ” compuesto de un raro mineral llamado Atmosferio, de enorme potencia radioactiva. Mientras la pareja se aloja en una casa de arquitectura caprichosa (a veces es de una planta. Otras, de dos. Otras, tiene una escalera con pasillo corto, y otras veces, escalera y pasillo largo... No, seƱores, no es un fallo ni pretenden reĆ­rse de nosotros, sino con nosotros. Mi consejo es que lo hagĆ”is), un arqueólogo muy ambicioso pretende devolver a la vida al esqueleto perdido de Cadavra, que se encuentra por la zona. SĆ­, verĆ©is, es que le llaman "esqueleto perdido" por animar la cosa, pero Ć©l sabe dónde estĆ”, que para eso es arqueólogo. ¿Y que por quĆ© quiere devolverle la vida? Bueno, se dice que quien lo haga obtendrĆ” dinero y poder. Cuando encuentra al esqueleto de marras, Ć©ste le exige que le traiga el mineral Atmosferio, porque es lo Ćŗnico que puede darle su primitivo poder. Para terminar el cuadro, una pareja de extraterrestres que pasaban por allĆ­ como el que da un rodeo por el parque a la hora de ir a casa, tienen un accidente y caen por la zona, se les escapa su mutante-mascota y necesitan un elemento muy concreto para reparar la nave, ¿quĆ© elemento necesitaaaaaaaaaan....? ¡premio! El Atmosferio ese. 

Larry Blamire (que en la pelĆ­cula interpreta precisamente al dr. Armstrong) habĆ­a empezado como guionista de cómics fantĆ”sticos y de terror en la dĆ©cada de los ochenta, pero muy pronto se pasó a escribir pequeƱas obras de teatro y modestas novelas fantĆ”sticas en las que rozaba la parodia y casi la astrakanada, y en El esqueleto... nos llevó precisamente a ello. Utilizando una puesta en escena en blanco y negro y con planos disparatados, la cinta nos evoca las pelĆ­culas mĆ”s baratas de la serie B como La invasión de los ultracuerpos o Llegaron del espacio, cintas de fantasĆ­a cósmica y terror que quizĆ” no estaban llamadas a ocupar un lugar de honor en la historia del cine por separado, pero sĆ­ en conjunto, y que hicieron cinĆ©filos a millones de niƱos y jóvenes en todo el mundo. Al igual que estas pelĆ­culas, El esqueleto tiene planos breves y sin continuidad, somos conscientes de que el fondo de plano que estamos viendo, no es el mismo que acabamos de ver hace un segundo, pese a que los protagonistas no se hayan movido del sitio; la luz del dĆ­a es variable; vemos tres y cuatro veces la misma imagen de transición para un paseo o una persecución, y somos conscientes de ello... pero en su tiempo, el cine fue asĆ­. 

En unos tiempos y en unas obras en las que hasta el último céntimo era importante, muchos cineastas
tenĆ­an que tirar mĆ”s de imaginación que de medios, y el inefable Ed Wood, pese a ser el mĆ”s renombrado, no fue el Ćŗnico que utilizó trucos como pintar de plata platos de plĆ”stico, plasmando platillos (buena aliteración...), o hacer que un actor luchase contra un muƱeco inanimado, a fin de conseguir efectos especiales allĆ­ donde sólo habĆ­a intentos de no salirse de un presupuesto mĆ”s ajustado que los vestidos de Marilyn Monroe. En El esqueleto no sólo podemos ver ese homenaje en lo que se refiere a planos y efectos especiales, sino tambiĆ©n - y muy especialmente - en la forma de hablar de los personajes. Estos se expresan de un modo totalmente anacrónico y pasado de moda, falto de naturalidad e hiperactuado. Son constantes las repeticiones de la identidad de los personajes o de lo que los define, o las expresiones en las que un personaje se dice a sĆ­ mismo lo que va a hacer... Ć©ste recurso, que podĆ­a tener una "disculpa" en las historietas grĆ”ficas (aquĆ©llas veces en las que vemos a un personaje solo que dice en voz alta algo como "bueno, voy a fregar los cacharros"), no resultaba creĆ­ble, o se hacĆ­a forzado en una pelĆ­cula, pero era un recurso utilizado precisamente por el mismo motivo: ahorrar metraje. Resultaba mĆ”s barato hacerle decir a un personaje: "Voy a hacer mi ronda", que mostrarle haciendo la ronda durante un tiempo X. 

El esqueleto... nos lleva a esas entrañables producciones también en el pastiche de elementos que confluyen en ella: por un lado, la pareja del científico y esposa, que son absolutamente bondadosos y no se salen de su cortesía y educación por mucha gente desconocida que de repente se meta en su casa y por muy estrafalaria que sean. Por otro lado, la pareja de extraterrestres (cuyo aspecto físico es casi parecido a la pareja de Plan 9 del espacio exterior, y eso no creo que sea una casualidad), que se encuentran mÔs perdidos los fruittis en Hellraiser y que por no saber, no saben ni subir una escalera, no digamos ya abrir una puerta... y casi-casi que ni sentarse, y en último lugar, al arqueólogo, el villano que desencadenarÔ al Villano, que es malo-malísimo e incapaz de dar ni la hora, y que, como sucedía también en estas producciones, verÔ aplicada contra él la justicia poética en toda su extensión. En el aspecto de tramas y subtramas, la cinta resulta ligeramente poco hilvanada, porque todos los personajes tienen que tener su momento, su historia, su protagonismo... lo que acaba significando que ninguno lo tiene. Pero hemos de tener presente que la cinta que nos ocupa es una parodia totalmente independiente, y rodada casi como un experimento: no se trata de pedirle peras al olmo.


Uno de los actores mĆ”s expresivos de la historia del cine. 


El esqueleto perdido de Cadavra es una cinta directamente entroncada con las pelĆ­culas de monstruos mĆ”s reguleras y peor rodadas; es muy divertida (sobre todo para verla con amigos), pero su comicidad radica en una factura hecha pĆ©simamente de forma intencionada, los personajes no hacen chistes ni bromean, pero sus intervenciones son cómicas por la manera tan gansa que tienen de ser serios. Es una cinta independiente, no sale ningĆŗn actor conocido y si alcanza la duración de hora y media, es a fuerza de repetir planos o alargar secuencias que no aportan nada a la trama... pero todo ello, tiene su razón de ser en llevarnos a las cintas que estĆ” parodiando. Se trata de una cinta sin mayores pretensiones que provocar la carcajada, y quizĆ”, la curiosidad en un gĆ©nero que hoy dĆ­a, ya no existe como tal. Es realmente recomendable si quieres pasar una tarde ligera y reĆ­rte con todas tus ganas, y si te quedas con ganas de mĆ”s, existe una secuela, El esqueleto perdido ataca de nuevo, aunque admito que esta, aĆŗn no la he visto. AĆŗn. Cinefiliabilidad 2, lo que significa que se ve sola, pero eso sĆ­: hay que leer los subtĆ­tulos. 


"Usted... lĆ”rguese. Fuera de aquĆ­... fuera de mi pelĆ­cula, ¡largo, fuera, estĆ” despedido! ¡VĆ”yase antes de que lo mate!" Si no coges Ć©sta frase, tienes que ver mĆ”s cine.