¡BANG! Un potente chupinazo atrona mi mazmorra y la botella empieza a chorrear espuma entre las risas de todos; Freddy, mi tiĆ­to Creepy, Jason, y yo acercamos las copas para que ZombiD nos las llene y empezamos a beber. Vuestra modesta anfitriona no sólo vive de crĆ­ticas de cine, tambiĆ©n se dedica a vender todo lo que le ponen al alcance para poder pagar el alquiler, y desde una inmobiliaria me pidieron que vendiera cierta casa en particular que nadie querĆ­a. No sĆ© por quĆ©... sólo por unos minĆŗsculos cadĆ”veres enterrados en el sótano, por un chiquitĆ­n cementerio al lado de la misma y sólo por la tonterĆ­a de que los Ćŗltimos doce dueƱos terminaron enloquecidos o  suicidĆ”ndose. 

     -¡¿Cómo lo conseguiste?! - me pregunta ZombiD - ¡Nadie vivo y en su sano juicio quiere acercarse al 313!

     -Bah, seguro que algĆŗn ricachón que la compra para lavar dinero. - dice mi tiĆ­to. 

     -Pues en ese sótano ponĆ­a yo un taller de aquĆ­ te espero... - interviene Freddy -  Con piedra de afilar, y en la caldera, podrĆ­a... 

    -No, en realidad ha sido muy fĆ”cil. - digo yo - Para vender, no hay mĆ”s que encontrar a alguien que encaje con lo que vendes. En este caso, se lo he vendido a una pareja de abuelitos miopes y completamente sordos. Ya se pueden esmerar las Presencias, ya... No les van a distinguir viĆ©ndoles, ¡y no van a oĆ­r absolutamente nada! 

    Mientras me felicitan y brindamos -por favor, coged tambiĆ©n vosotros una copa- aprovecho para hablaros de otra casita con historia. Hoy, en Cine Freak Salvaje: AquĆ©lla casa junto al cementerio. 

     

  

  En cualquier historia de terror gótico que se precie, los cementerios y las casas nunca se llevarĆ”n bien. Siempre que ocurren fenómenos extraƱos en las viviendas, podemos estar seguros de que en la misma hubo un terrible crimen, o que hay un cementerio bajo ella, o lo hubo en su Ć©poca... si uno va a comprarse una casa (en estos tiempos es algo que puede parecer imposible, pero quiĆ©n sabe...), y en ella hubo algĆŗn suceso violento, los vendedores estĆ”n obligados a hacerlo saber a los potenciales compradores, y eso a mucha gente la disuadirĆ­a de comprar... o al menos, exigirĆ­an una fuerte rebaja en el precio, pero como en las cintas de terror nadie se conduce con sentido comĆŗn (por que de lo contrario, a los asesinos mĆ”s les valdrĆ­a jubilarse y dedicarse a aprender ganchillo), el protagonista de la cinta que nos ocupa, tampoco lo hace, y gracias a eso, tenemos pelĆ­cula.

El dr. Norman Boyle, eminente cientĆ­fico, siguendo la pista de un colega suyo recientemente suicidado, se muda con su familia a la casa del citado colega para intentar proseguir allĆ­ sus investigaciones. La casa, o el caserón mĆ”s bien, es casi una mansión de aire victoriano, de la cual la esposa de Boyle se enamora casi a primera vista, pero el pequeƱo hijo de estos no tiene ninguna gana de ir, segĆŗn Ć©l, porque "la niƱa de la foto me ha dicho que no vaya". En la foto de la vivienda que les entregan, el pequeƱo asegura que puede ver a una niƱa en la ventana del salón y que le advierte que no deben ir, pero los padres lo toman por una amiga imaginaria del pequeƱo y no le conceden mayor importancia (mal, mal, MAL). Una vez mudados, los fenómenos extraƱos empiezan a producirse hasta derivar en una orgĆ­a de locura y crimen. 

Lucio Fulci, director de la pelĆ­cula y "alumno aventajado" de otro gran maestro del giallo, Dario
Argento, nos ofrece en Ć©sta ocasión una pelĆ­cula con todos los ingredientes del terror gore: casa encantada, asesinatos, mucha sangre, tetas y niƱos inquietantes. La cinta adolece de algunas lagunas en el guión, defecto que es bastante comĆŗn en Ć©ste tipo de cine, y no hablo sólo de la sensación de que los protagonistas no actĆŗen sensatamente, sino mĆ”s bien de iniciar tramas y no resolverlas o dejarlas mal atadas... pero tambiĆ©n hemos de mencionar que el tino del director para jugar con el espectador y confundirle, hace que uno sólo se dĆ© cuenta de ello una vez finalizada la pelĆ­cula. 

 AquĆ©lla casa... es una pelĆ­cula que, como otras en su gĆ©nero, mezcla hĆ”bilmente la realidad con la fantasĆ­a, convirtiendo el terror en cuento de hadas y obligĆ”ndonos a preguntarnos si lo que estamos viendo es real u onĆ­rico. El monstruo que supuestamente habita en la casa tiene detrĆ”s una historia de la que vamos viendo retazos, pero el monstruo evidente, no es el Ćŗnico que hay. La historia bordea constantemente la lĆ­nea que divide la fantasĆ­a de la realidad y no se detiene ni tiene piedad en ningĆŗn momento. Al igual que otras cintas de terror clĆ”sico en las que al monstruo no se le ve nunca o sólo al final, a fin de mantener la expectación y el suspense, tambiĆ©n aquĆ­ nos encontramos un villano huidizo y unos personajes que nos recuerdan que nuestra imaginación, es el terreno donde habitan los peores horrores. La niƱa pequeƱa que nos advierte que no vayamos, pero ella misma vive en la casa y nos da pistas con sus diĆ”logos acerca de quĆ© pudió sucederle aĆŗn antes de morir, es sólo uno de los toques inquietantes de la cinta. 



Lucio Fulci , que había empezado su carrera dirigiendo cine erótico y que tenía muchas tablas como director de terror cuando se lanzó con ésta cinta, admitió haberse inspirado en ciertos cuentos de H. P. Lovecraft para llevar a cabo la historia, pero un primer visionado de la misma basta para darnos cuenta que bebe muchísimo de la cinta de Stanley Kubrik El resplandor (basada en la novela homónima de Stephen King). La mudanza, el niño pequeño que ve a la niña y es advertido por ésta, la casa enorme, la sangre... son elementos que ambas cintas tienen en común, aunque no se trata en absoluto de una adaptación; Aquélla casa... sigue derroteros muy distintos a los sufridos por Jack Nicholson en el Hotel Overlock. Aquí Fulci se "aprovecha" de unos ingredientes, para cocinar con ellos un plato completamente distinto, con toques que pueden recordar a otros, pero con una personalidad propia y única.

El giallo es un subgĆ©nero del terror cercano al gore, casi vecino Ć­ntimo dirĆ­a yo, pero en el que la historia siempre tendrĆ” un peso mĆ”s especial. En el giallo, los asesinos en serie, las mujeres despampanantes, los sucesos inexplicables y la angustia opresiva siempre tendrĆ”n su papel primordial. En la cinta que hoy nos ocupa, el terror no es algo que llegue con rapidez, si bien somos puestos en situación apenas comienza la narración con un buen asesinato, pero una vez pasada esa advertencia, ese "te recordamos que estĆ”s viendo una peli de terror", sigue una cuidadosamente pausada narración en la que nos meten en escena con toda suavidad y es nuestra propia impaciencia por ver quĆ© va a suceder (en caso de personas mĆ”s normales que yo, serĆ­a empatĆ­a por los protagonistas, pero yo no tengo de eso), la que nos va causando la primera sensación de inquietud que nos llevarĆ” al miedo. 

AquƩlla casa junto al cementerio, estrenada en 1981, es una cinta esencialmente de terror, y de un
terror clÔsico, pero eso no significa que sea predecible. Al contrario de lo que sucede en otras cintas similares, aquí el director no se para en barras a la hora de cambiarte todos los esquemas a fin de cogerte de sorpresa. Es una película que no recomendaría a personas no amantes del terror de casquería, pero a aquéllos que sintÔis la mÔs ligera simpatía por éste género, os la recomiendo de todo corazón. Junto a Nueva York bajo el terror de los zombis, es la "cinta esencial" de Lucio Fulci. De acuerdo que no tiene actuaciones de cortar el aliento, pero es la muestra perfecta de cómo un director con talento puede convertir una historia modestita en una historia destacable gracias a su buen hacer. Cinefiliabilidad 8, lo que significa que no es apta, no es para verla con tu abuelita ni con tu novia (salvo que te llames ZombiD) y si no te gusta el terror, mejor ni la veas.


"Encantador chalet junto a zona ajardinada muy tranquila. Vecinos silenciosos"


"Comparada con Clousseau, ésa mÔquina de destrucción, es una simple pistola de agua" Si no coges ésta frase, tienes que ver mÔs cine.