-¿Otra vez? Vladi, “sanglier” es un “falso amigo”, no tiene NADA que ver
con la sangre, significa “jabalí”.
-Oh…
-Yo quiero que veamos el cementerio del Père-Lachaise, ¿podremos ir al
día siguiente de ver el Parque Asterix? – dice el Tío Creepy.
-¡Anda ya el otro, un cementerio,
como si no vieras bastantes al día…! ¡Yo quiero ir a La Machine du Moulin
Rouge! – se queja ZombiD
-¡Pero si allí están enterrados
Jean de la Fontaine, Honoré de Balzac y hasta Oscar Wilde, motero ignorante! –
ZombiD toma aire para contestar, pero intervengo:
-Y Jim Morrison.
-…Está bien, iremos. – Concede. Tío
Creepy y yo chocamos el puño y le lanzo un beso a ZombiD mientras Vladi sigue
dándole vueltas al mapa del Parque Asterix y no deja de sonreír. Estamos
planeando unos cuantos días en París, y queremos llevar un programa más o menos
estable de qué sitios queremos ir y ver. Haremos una excursión fuera del país.
Y esto, que parece tan trivial, hubo un tiempo y un lugar donde no podía
hacerse, salvo con riesgo de la propia vida, lo que nos lleva a nuestra cinta
de Cine que ya tendrías que haber visto de hoy: Fuga de noche.
Después de la Segunda Guerra Mundial, Alemania queda derrotada, humillada y destrozada moral y económicamente, al punto que parte de su territorio queda bajo la soberanía soviética. Este territorio, la Alemania oriental, a diferencia de la occidental, tardará mucho más en recuperarse de los horrores y privaciones de la guerra, debido a su política comunista, por lo que muchísimos alemanes intentan pasar al lado occidental en busca de más oportunidades y una vida un poco más cómoda… y también, para tener libertad de hablar de lo que les dé la gana sin bajar la voz. Para evitar el éxodo de alemanes a la otra Alemania, se levantan alambradas y diversas fortificaciones que la gente cruza como puede. Finalmente, tras muchos millones de alemanes “fugados”, en la noche del 11 al 12 de agosto de 1961 se erige el llamado Muro de Berlín que separará el Berlín Federal del Democrático. A través de todo el territorio nacional, alambradas vigiladas por soldados y perros, electrificadas y sembradas de minas convierten un país en un campo de concentración de proporciones épicas, y a todos sus habitantes, en prisioneros. Y esto, lo creáis o no, estuvo producido por Walt Disney Productions.
En este clima, el joven hijo de una familia
alemana decide que se ha cansado de esperar y conspirar en silencio y lleva a
cabo su plan. Que fracasa y le cuesta la vida. Durante un picnic familiar, los
preocupados padres del joven son arrestados por la policía federal, y los
amigos de la familia, Peter y Günter (John Hurt y Beau Bridges
respectivamente), así como sus esposas y niños quedan francamente conmovidos e
indignados. Peter, padre de dos hijos, uno de ellos de edad similar a Lucas (el
malogrado), teme seriamente que un día su hijo pueda intentar algo similar y
tener un destino idéntico, a la vez que se siente culpable y cobarde por ansiar
la libertad y no hacer nada para intentar conseguirla. Günter tiene inquietudes
similares, a pesar de que sus dos niños son mucho más pequeños, y en su
amistad, ambos hombres se prometen idear un modo para lograr la libertad. Peter
da con ello: salir volando. En globo. Será más difícil aún de lo que suena a
simple vista.
Fuga de Noche está basada en los hechos
reales acaecidos en 1979, que fueron novelizados y
comprados por la Disney para hacer la película apenas dos años más tarde, en 1981, antes de que pudiesen perder notoriedad. Durante la década de los ochenta, la Disney quiso lanzarse a otro tipo de producciones de carácter menos infantil y más “juvenil-toda la familia”, eliminando canciones y secuencias de animación de sus películas, algo que la había caracterizado en décadas pasadas en cintas como La bruja novata o Mary Poppins. Esta nueva política le hizo pegarse más de cuatro mamporros en taquilla, dado que, después de más de cinco décadas produciendo películas de marcado carácter infantil, no se deshace uno de esa reputación sólo chasqueando los dedos. La cinta que nos ocupa, El dragón del lago, Los lobos no lloran y la muy meritoria Taron y el caldero mágico, fueron algunos de esos mamporros, que hicieron que finalmente la compañía se escindiera en “Disney” para producir animación y productos infantiles o tolerados, y Touchstone Pictures para producir cine de todo tipo.
comprados por la Disney para hacer la película apenas dos años más tarde, en 1981, antes de que pudiesen perder notoriedad. Durante la década de los ochenta, la Disney quiso lanzarse a otro tipo de producciones de carácter menos infantil y más “juvenil-toda la familia”, eliminando canciones y secuencias de animación de sus películas, algo que la había caracterizado en décadas pasadas en cintas como La bruja novata o Mary Poppins. Esta nueva política le hizo pegarse más de cuatro mamporros en taquilla, dado que, después de más de cinco décadas produciendo películas de marcado carácter infantil, no se deshace uno de esa reputación sólo chasqueando los dedos. La cinta que nos ocupa, El dragón del lago, Los lobos no lloran y la muy meritoria Taron y el caldero mágico, fueron algunos de esos mamporros, que hicieron que finalmente la compañía se escindiera en “Disney” para producir animación y productos infantiles o tolerados, y Touchstone Pictures para producir cine de todo tipo.
La película nos cuenta una historia real y terrible: la de vivir en un pueblo, ciudad, país… que no es más que una cárcel a gran escala. Vivir en un clima de desconfianza y temor casi continuos, donde tu vecino podía ser afín al Partido y delatarte simplemente si leías algo que el Estado pensaba que no debías leer, o si veías la emisora televisiva de la Alemania vecina, aunque fuesen los dibujos animados. Donde no podías estudiar más que las carreras que existían allí, y daba igual tu potencial o inteligencia, no podías estudiar fuera; donde no había oportunidades de trabajo para muchos empleos y la comida estaba racionada; donde podías verte obligado a delatar a tus vecinos o amigos si no querías que te mataran o te hicieran desaparecer, o te quitaran a tus hijos alegando que no eras un buen padre para ellos.
Durante los años que duró en pie el muro,
desde 1961 hasta 1990, hubo muchos intentos de franquearlo para llegar al lado
de la libertad. El de Peter y Günter y sus familias fue sólo uno de ellos;
muchas familias ahorraban durante años privándose de todo para hacer “una
excursión” a Checoslovaquia, desde donde podían sacarte en helicóptero
discretamente, previo pago de cifras de dinero muy elevadas; muchos otros lo
intentaban cavando túneles por debajo de las alambradas; otros simplemente
echaron a correr, como fue el caso de Peter Fechter, uno de los primeros
jóvenes que intentó cruzar y fue abatido a tiros. Su compañero logró llegar
hasta la zona segura, pero él fue alcanzado en la cadera y cayó en tierra de
nadie, el llamado “Corredor de la Muerte”. Desde la zona libre intentaron ir a
buscarle o enviarle ayuda, pero desde la Alemania oriental querían dar una
demostración de fuerza y no permitieron que nadie se le acercara, disparando
ráfagas cada vez que alguien lo intentaba, de modo que allí fue dejado para
morir como un perro, desangrándose durante cerca de una hora. Actualmente, hay
un monumento en su honor en el punto en que cayó, y según dijo la autopsia del juicio en el que se condenó a los guardias del Muro (sí, señores, hay países en los que, después de un régimen dictatorial, no se dice a la población "Veeeeenga, todo olvidaaaado; daos un besito y volved a ser amigos, ¿eh?", sino que se juzga a los responsables), su
herida de bala era mortal de todos modos, hubiera muerto aunque se le hubiera
prestado asistencia... pero como nadie se la prestó es algo que no sabremos
realmente nunca.
Fuga de noche es una cinta que tiene más valor documental que cinematográfico, es interesante y tiene su punto de nerviosismo, pero también puede llegar a hacerse lenta en algunos tramos, y desde luego, no es una película Disney al uso; de no ser por su peso histórico, la habría dejado para "Cine que sólo se ve en verano". Cinefiliabilidad 7.
“¡DETENGAN...ESE…BALÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓÓN!”
Si no coges esta frase, tienes que ver más cine.
3 Comentarios
De esta época que mencionas, la película que más me gusta es una que curiosamente no has mencionado: El Abismo Negro. Durante toda esta época intentaron atraer a un público un poco más crecido, quizá intentando mantener la fidelidad de los niños que engancharon con películas como la Bruja Novata (hablando de la última frase de tu post ;) ) o Mary Poppins. Lástima que no les salieran bien.
ResponderEliminarTambién es una lástima que este tipo de películas no aparezcan ya en la tele (salvo el Dragón del Lago de Fuego, ésa la echan en la Sexta tres cada quince días más o menos... :S).
Estuve en Berlín hace un par de años y pude ver esquemas y maquetas de lo que llegó a ser el muro, una zona de nadie de 90 metros de ancho con todo tipo de medidas antifuga. Un auténtico corredor de la muerte como tú dices, de la anchura de un campo de fútbol. Estremecedor.
Una imagen del muro después de todas sus ampliaciones, por si quieres verla.
http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Structure_of_Berlin_Wall.svg
¡Gracias por leer y comentar! Huy, El abismo negro, con Norman Ba... quedigaaa... con Anthony Perkins, jejeje. Realmente no eran películas "malas", pero se salían de a lo que Disney tenía acostumbradas a millones de familias en todo el mundo, motivo por el que no cuajaron jamás.
ResponderEliminarMe encantaría ir a Berlín por muchos motivos, y ver el resto del Muro es uno de ellos. Yo tenía sólo nueve años cuando cayó, y recuerdo que en Sexto de básica, cuando empecé a estudiar Geografía de Europea, en el libro de texto AÚN salían las dos Alemanias, capital Berlín y capital Bonn.
Buff, ya ni me acordaba de las dos Alemanias... Ni de la pobrecilla Bonn.
EliminarPues si puedes ir a Berlín, ve. No es muy caro (creo que es una de las capitales más baratas de Europa), tiene un sistema de transporte público sensacional (lo mejor que he tenido la suerte de probar) y como ciudad monumental es espectacular (mi mujer y yo estuvimos casi una semana allí y nos quedaron cosas por ver).
Muy, muy recomendado.
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