Es una maƱana cualquiera en Brooklyn, un muchacho que cuenta apenas 11
aƱos de edad espera junto con otras personas el tranvĆa, su destino,
como el de otros, la parte alta de la ciudad, Manhattan, hervidero de
transeĆŗntes que corren alocados para no llegar tarde al trabajo. Esa
maƱana, Jonathan, que es como se llama el chico tiene que soportar los
empujones y apreturas del destartalado transporte, que apenas puede con
la carga. Los adultos que le rodean estÔn enzarzados en una discusión,
parece que tiene que ver con el partido de los Dodgers del SƔbado, pero a
Ʃl todo esto le da igual, lleva bajo su brazo derecho un paquete hecho
con papel de periódico, estÔ atado firmemente con unas cuerdas de
esparto. Lo agarra con fuerza, no quiere que se caiga al suelo, serĆa
imposible recogerlo entre el gentĆo. Por fin el tranvĆa llega a su
destino, Jonathan se baja sin que el viejo vagón alcance a detenerse, ya
estƔ en Manhattan, y sin que Ʃl lo sepa estƔ a punto de cambiar la
historia del cómic para siempre...

Esta pequeƱa licencia narrativa que he tenido la osadĆa de interpretar se pudo parecer bastante a lo que ocurrió la maƱana que un joven Joe Kubert llevó las pĆ”ginas de prueba a un editor neoyorquino, si, sólo tenĆa 11 aƱitos el muchacho,y si, el editor le compró el material, a 5 dólares la pĆ”gina. La trayectoria del “maestro” Kubert acababa de arrancar, y no se detendrĆa en los siguientes 70 aƱos, innovador como pocos se adentró en territorios que a otros les eran esquivos, como Tor. (no confundir con el rubio dios del trueno),el primer cómic de cavernĆcolas, el SĆŗper-Ratón en 3D que desarrolló en 1945, Hawkman, el mĆtico hombre-pĆ”jaro integrante de la JSA, o su sensacional etapa en TarzĆ”n a mediados de los 70. Pero ninguno de estos logros consigue hacerle sombra a su mayor creación como artista, El Sargento Rock. Su singladura arranca en 1953, inicialmente como tira dominical en el Chicago Tribune y mas tarde en formato de cómic-book para la editorial E.C, que acabarĆa despareciendo vĆctima de la censura impuesta por el nefasto cómics code. En la segunda mitad de los 60, DC cómics se hace con los derechos de algunos tĆtulos de la extinta editorial, probablemente bajo la influencia de Kubert, que era por aquella Ć©poca editor jefe de la lĆnea bĆ©lica de la compaƱĆa. AsĆ, en un contexto bien distinto al de la guerra de Vietnam, las historias del Sargento Rock cobraron vida de nuevo con mĆ”s fuerza que nunca, dotadas de un mensaje claramente anti-belicista no hacĆan mas que ahondar en lo terrible de las guerras, en que lo que convierte a los hombres que combaten en ellas, en la perdida de la inocencia, que tan bien conocĆa Kubert tras su paso por la segunda guerra mundial. Todo ello contribuyó a hacer de la serie un tĆtulo realmente exitoso, era el momento, los cómics eran leĆdos por personas que rondaban los 20 aƱos en adelante, y estos no entendĆan una guerra cruel e injusta.
LA ĆLTIMA LĆNEA DE DEFENSA
Han pasado
muchos años desde la era dorada de los cómics de guerra, junto con
tĆtulos como Ace Enemy, la editorial Warren se ha dedicado a mediados de
los 70 a distribuir por medio mundo lo que E.C denominó cómic de
entretenimiento, en nuestro paĆs la serie HazaƱas BĆ©licas, ilustrada por
el genial Boixcar ha fascinado a toda una generación, pero todo eso ha
quedado muy atrƔs. En los 80 Marvel publica GI JOE, pero esta va
dedicada a un pĆŗblico claramente infantil. A principios de los 90 se
hace otro intento con la mas que decente NAM, pero el experimento no
acaba de calar en un lector demasiado acostumbrado a los X-Men o
Spiderman.
Durante los siguientes aƱos el goteo de tĆtulos dedicados a la segunda mundial es incesante. Sobre todo en Europa y Japón, donde la novela grĆ”fica ha plasmado desde el nazismo en el “Hitler” de Mizuki,o “Diario de Guerra “ de Hugo Pratt por citar un par de ejemplos. Esto demuestra que el interĆ©s por estos temas siempre ha estado ahĆ, sólo hay que saber hacerlo atractivo al lector, ¿De lo mĆ”s ”fĆ”cil”? ¿verdad?
En 2003, un Joe Kubert mÔs inmerso en sus labores como profesor en la escuela que lleva su nombre es tentado, una vez mas, para desempolvar al viejo sargento y su fiel comando en una última y suicida misión. El guión iba a correr a cargo de Brian Azarello, escritor de sobra conocido por sus trabajo en 100 Balas, Hellblazer o Batman, una elección mÔs que lógica si se entiende que el de Cleveland es el mayor exponente de autor consagrado al cómic orientado a adultos de los últimos tiempos.
EN ESTE BOSQUE NO SE OYE NI A UN GRILLO....
Estamos en Noviembre de 1944, a un aƱo de que BerlĆn caiga en manos de los aliados, el pelotón comandado por el sargento Frank Rock, la compaƱĆa Easy avanza por el bosque de Hürtgen en pos de un grupo de agentes secretos de las SS, la misión : capturarlos para obtener información que ayude a ganar la batalla en tan inhóspito paraje.
La primera parte del encargo se resuelve con Ć©xito, los oficiales alemanes son apresados por la compaƱĆa Easy, pero esa misma noche escapan. A la maƱana siguiente todos menos uno, aparecen muertos en el bosque, lo que en principio para una misión rutinaria se complica, pronto, las sospechas se propagan entre los soldados, el propio Rock alberga dudas sobre sus hombres, que cansados y hastiados por la guerra han perdido la fe en todo y en todos...
De algĆŗn modo este giro al mas puro estilo de las novelas de intriga es el mayor acierto de Azarello a nivel argumental, el resto viene por si solo. Si algo caracterizaba las viejas historias del Sargento Rock era ese aire, a la par de desesperanza, y ensalzar valores como el compaƱerismo, o el altruismo, que nos hacĆan ver que detrĆ”s del terrible telón de la guerra se encontraban seres humanos, lejos del maniqueĆsmo de otras obras.
Tras una larga persecución donde se suceden grandes diÔlogos, acabamos descubriendo que el bueno del sargento también se equivoca, que hay un ser humano tras ese pétreo rostro.
Durante los siguientes aƱos el goteo de tĆtulos dedicados a la segunda mundial es incesante. Sobre todo en Europa y Japón, donde la novela grĆ”fica ha plasmado desde el nazismo en el “Hitler” de Mizuki,o “Diario de Guerra “ de Hugo Pratt por citar un par de ejemplos. Esto demuestra que el interĆ©s por estos temas siempre ha estado ahĆ, sólo hay que saber hacerlo atractivo al lector, ¿De lo mĆ”s ”fĆ”cil”? ¿verdad?
En 2003, un Joe Kubert mÔs inmerso en sus labores como profesor en la escuela que lleva su nombre es tentado, una vez mas, para desempolvar al viejo sargento y su fiel comando en una última y suicida misión. El guión iba a correr a cargo de Brian Azarello, escritor de sobra conocido por sus trabajo en 100 Balas, Hellblazer o Batman, una elección mÔs que lógica si se entiende que el de Cleveland es el mayor exponente de autor consagrado al cómic orientado a adultos de los últimos tiempos.
EN ESTE BOSQUE NO SE OYE NI A UN GRILLO....
Estamos en Noviembre de 1944, a un aƱo de que BerlĆn caiga en manos de los aliados, el pelotón comandado por el sargento Frank Rock, la compaƱĆa Easy avanza por el bosque de Hürtgen en pos de un grupo de agentes secretos de las SS, la misión : capturarlos para obtener información que ayude a ganar la batalla en tan inhóspito paraje.
La primera parte del encargo se resuelve con Ć©xito, los oficiales alemanes son apresados por la compaƱĆa Easy, pero esa misma noche escapan. A la maƱana siguiente todos menos uno, aparecen muertos en el bosque, lo que en principio para una misión rutinaria se complica, pronto, las sospechas se propagan entre los soldados, el propio Rock alberga dudas sobre sus hombres, que cansados y hastiados por la guerra han perdido la fe en todo y en todos...
De algĆŗn modo este giro al mas puro estilo de las novelas de intriga es el mayor acierto de Azarello a nivel argumental, el resto viene por si solo. Si algo caracterizaba las viejas historias del Sargento Rock era ese aire, a la par de desesperanza, y ensalzar valores como el compaƱerismo, o el altruismo, que nos hacĆan ver que detrĆ”s del terrible telón de la guerra se encontraban seres humanos, lejos del maniqueĆsmo de otras obras.
Tras una larga persecución donde se suceden grandes diÔlogos, acabamos descubriendo que el bueno del sargento también se equivoca, que hay un ser humano tras ese pétreo rostro.
Como es obvio, las referencias que Kubert utiliza (como si necesitara de alguna), van desde films como “Los Chicos de la CompaƱia C”, o “El Ćngel Azul “, la parte final con la chica cantando mientras la obliga un nazi a punta de pistola ya la quisiera Tarantino para si.
HASTA QUE LAS ESTRELLAS SE CONGELEN (referencia tomada prestada de Spiderman).
Es muy difĆcil que se vuelva a dar un caso de precocidad y talento como el de Joe Kubert, un artista que dominó como pocos este medio, a su altura sólo me imagino a Esiner, Kirby o Robert Crumb, quizĆ”s haya alguno mas en la lista mental de cada uno de nosotros, pero ¿QuiĆ©n sabe?.
Leer una de sus pƔginas es adentrarte en un panorama visual fascinante, imparable por momentos, sobrecogedor y hermoso en otros. Supo captar mejor que nadie las grandezas y flaquezas del ser humano, y lo hizo de un modo sencillo, sin grandes excesos visuales, pero como los grandes directores de cine sabiendo siempre donde poner la cƔmara.
Del propio Kubert leĆ una vez una frase: “Si quieres ser dibujante de cómics lo tienes que desear todo el tiempo, te tienes que morir por dibujar, ocurra lo que ocurra y pase lo que pase...”
Creo que esto es lo que mejor puede definir a este inmortal genio, su legado pervivirĆ” para siempre, salve maestro.
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