Todo está muy oscuro, mientras mis amigotes me guían y se ríen, y yo tiro mamporros a ciegas. Toco algo sólido con la punta del bate y golpeo con fuerza, pero sólo hay aire. ZombiD, Vladi y Freddy se mean de risa, y yo también, mientras tanteo de nuevo el aire. Noto algo cerca de mí. ¡ZAS! El bate se estrella contra algo duro con un satisfactorio sonido de ruptura.



-¡Le di, le di a la piñata, le…! Ay. - Me quito la venda negra de los ojos, pero en el suelo no hay chuches.



- Y tanto. Del todo le has dado a la piñata. - dice ZombiD, mientras Vladi se agarra la boca y gime de dolor, mirándome con rabia y una lagrimilla cayéndole del ojo izquierdo. En el suelo, hechos astillas, hay varios dientes y un afilado colmillo.



-Lo siento… - Apenas me sale la voz. Recogemos apresuradamente los pedacitos en el sombrero de Freddy; sé que hay buenos dentistas por aquí, y al Conde siempre le atienden de urgencia, pero aún así me siento fatal… no hay nadie que le tenga más miedo a un dentista que Vladi. Esto demuestra que no hay que jugar a piñata en una habitación cerrada, y también que no es así de fácil ir por la vida sin ver. Y de eso, sabe mucho el protagonista de nuestra cinta de hoy: Esencia de mujer. 










Nos encontramos en un elitista y precioso colegio masculino norteamericano, del estilo de El club de los poetas muertos (otra cinta de la que tengo que hablaros). El joven Charlie Simms (Chris O´Donnell) busca algún trabajo durante Acción de Gracias (el último jueves de Noviembre; los escolares tienen un puente de cuatro días, pero muchas oficinas y sobre todo, los comercios, abren ese viernes, el llamado “Viernes Negro”. Muchas personas aprovechan para hacer sus compras de Navidad en un día en el que los productos pueden tener rebajas muy suculentas; se considera el estallido de salida de las celebraciones navideñas) para poder ahorrar dinero para el billete de avión que tendrá que comprar en Navidad para ir a ver a su familia. A diferencia de sus potentados compañeros, Charlie no proviene de ninguna familia rica, sino de una muy humilde, estudia gracias a una beca.



A la búsqueda de su trabajo, Charlie encuentra uno de “acompañante de familiar que se queda en casa por Acción de Gracias”, y decide probar suerte. El familiar es un maduro coronel de las fuerzas armadas, retirado y ciego, llamado Frank Slade (Al Pacino), quien tiene suficiente mala leche como para dar de desayunar a seis colegios, pero eso no será lo único que ponga en apuros a Charlie. Algunos de sus compañeros de colegio montan una broma bastante pesada al director del centro y éste sabe que Charlie y George, otro compañero, saben de quiénes se trata. Charlie no desea convertirse en delator, pero el director le hace saber que tiene para él una beca completa para la universidad de Harvard…




Esencia de mujer se trató de una revisión de una cinta anterior de origen italiano, Profumo di donna,

que trató un tema sólo similar y muy superficial. Habiendo visto las dos, por una vez, el remake supera ampliamente su original. El coronel Slade es un hombre arrogante, malcarado, amargado y lleno de resentimiento contra el mundo. Lo único que le gusta por encima de todo, son las mujeres, pero no tiene a ninguna a su lado; su ceguera le ha encerrado en una burbuja de autocompasión y terror y no desea arriesgarse a nada, convencido de que es un inválido y su vida está acabada. Vive con su sobrina, y el marido y los dos hijos pequeños de ésta, a quienes dice despreciar y lo hace abiertamente, por más que la joven se muestre solícita con él y los niños intenten llamar su atención haciéndole rabiar.



Slade, con su honda psicología y sus agudos sentidos, descubre el secreto que atormenta a Charlie, la decisión que el joven debe tomar… si vender o no a compañeros por los que realmente no siente ningún afecto y que le desprecian por ser pobre, a cambio de un futuro brillante en Harvard, pero convirtiéndose en un delator de todas maneras. El coronel asegura a Charlie que “cuando la mierda se desparrama, mejor a cubierto”, pero no deja de admirar el valor del joven, que se resiste a ello. Será precisamente ese valor y esa integridad lo que abofeteen a Slade cuando él demuestre el fin verdadero de su viaje, y el joven se niegue a cerrar los ojos ante las pretensiones del coronel. 




Estrenada en 1992, Esencia de mujer es representativa de un curioso cambio político en Norteamérica y es que después de más de una década del gobierno republicano más rancio de Reagan y Bush, cuando todo el mundo esperaba que Bush (padre) saliese reelegido después de sus éxitos en la Guerra del Golfo, llegó el candidato demócrata Clinton a demostrar que nada estaba establecido. Toda Norteamérica cambió de modo de pensar, la codicia dejó de ser religión y se aceitaron los engranajes de los servicios sociales y becas que permitían que chicos como Charlie Simms, pobres pero muy inteligentes, accediesen a buenos colegios y a una educación cuidada. Después de la paranoia del SIDA y la demonización del sexo ocasional y la promiscuidad durante los últimos años ochenta, de nuevo podía estar bien visto que un hombre soltero y sin compromisos presumiese de tener relaciones sexuales libremente o hasta contratase los servicios de una prostituta de lujo, cosa que apenas cuatro años antes hubiera resultado triste y frío, y más propio de un perdedor que de todo un coronel de las fuerzas armadas, por muy ciego que estuviese.



El personaje de Slade (que Pacino preparó yendo a clases para ciegos; os recuerdo que Jack

Nicholson vivió entre los internos de un manicomio durante algún tiempo antes de rodar Alguien voló sobre el nido del cuco) tiene una curiosa forma de ser. A pesar de su mal carácter, apenas le conocemos, nos resulta atrayente. Es ciego por fuera, pero luminoso por dentro. Se queja de “estar a oscuras”, pero metafóricamente hablando, desprende una grandísima luz que lleva allí donde él va; todo lo que toca, se vuelve brillante y explosivo, ya sea una aburrida cena familiar, o el rígido juicio escolar en el que Charlie se juega todo su destino. En la famosa escena del tango, en la que Slade y Charlie conocen a una joven en un restaurante y el coronel se ofrece a enseñarle a bailar el tango, vemos mejor que nunca ese toque de luz que desprende. Donna, la joven del restaurante, empieza la secuencia como alguien tímido y lleno de miedos (al ridículo, a que la miren, a cometer un error… a ser ella misma), y la termina como alguien seguro de sí mismo y con ganas de comerse a bocados la vida; el coronel la hace cambiar de niñita tímida a mujer voluptuosa sólo con unos segundos, y para cuando termina el baile, la joven tiene más aspecto de haber acabado de hacer el amor, que de bailar. Es cierto que cuando llega su novio, Donna vuelve a ocupar su lugar secundario, quizá para siempre o quizá no, eso no lo sabemos, pero como dice Slade, “algunas personas viven toda su vida en un minuto".



Esencia de mujer es una película en color, elegante y rodada con buen gusto, entretenida y que merece la pena, pero es costumbrista, completamente de guión, sin efectos especiales sensacionales y golpes cómicos casi inexistentes. Cinefilia 6.




El toque: “He visto a chicos como éstos, más jóvenes incluso, con los brazos arrancados, con las piernas destrozadas. Pero no hay nada como la visión de un espíritu amputado. No hay prótesis para eso”.



"¿Qué le das a una esposa que lo tiene todo? Una inyección de insulina". Si no coges ésta frase, tienes que ver más cine.