
Bien, nos encontramos en otra entrega de Cine
que sólo se ve en verano y, a petición superior y para que esto no se convierta
en el rincón de la caspa, esta semana tendremos un producto en el que podemos
gastar el tiempo de nuestra valiosa vida sin reclamar a nadie por ello, y al
mismo tiempo, no deja de ser una de esas joyas de videoclub que llenaron nuestra
niñez de... bueno, de cine, palomitas y cocacola, que cuando uno tiene siete
años, es más que suficiente.
Nuestra joya de ésta semana hizo que, cuando mi
padre la trajo a casa del videoclub, yo pensase que estaba tomándome el tupé,
pero el título era real: El bueno, el feo y el malo.
La cinta data del año 1966 y fue rodada en una lejana ciudad conocida como Almería, ciudad muy a propósito para rodar en ellas westerns (o “pelis del oeste”, como se las ha llamado siempre), gracias a los desiertos con los que cuenta. En concreto, la cinta forma parte de la llamada “trilogía de Sergio Leone”, que cuenta tres películas: La muerte tenía un precio; El bueno, el feo y el malo, y Por un puñado de dólares. Las tres fueron protagonizadas por Clint Eastwood haciendo el mismo personaje, El Rubio, a quien en ocasiones se ha llamado El hombre sin nombre, dado que no es llamado por ningún nombre en la trilogía, sólo el apodo de Rubio.
Desde los lejanos años treinta, el western había
sido un género muy apreciado en los Estados Juntitos; contaba parte de su escasa
historia, llevaba historias románticas, valerosas, humanas... a un contexto
histórico muy idealizado. Si bien en los años cuarenta y cincuenta las
producciones de John Ford estilo Centauros del Desierto marcaron la norma, el
western, con el paso de los años, fue haciéndose un cine menos idealizado y más
crudo, y también más barato. Llegó la época del spaghetti-western, o sea
producciones rodadas en Italia o España, cuyo presupuesto llegaba para desayunar
medio bollicao (y si llegabas tarde, churrupabas el plástico y gracias), y las
motivaciones de los personajes era terminar el rodaje antes de las
dos.
A raíz de estas producciones baratas como Le
llamaban Trinidad, Los cuatro truhanes, La venganza de la viuda y un largo
etcétera, el western fue perdiendo atractivo como género cinematográfico y fue
cayendo en desuso; no sería hasta finales de la década de los ochenta que la
cinta Silverado (con un jovencísimo Kevin Costner) hizo intentos, no muy
fructuosos, por recuperarlo, y ya en los noventa, fue el mismo Rubio quien logró
hacerlo volver, aunque fuese por un ratito, con Sin perdón. Y ya puestos en
situación, vamos a pasar a la película.
El bueno, el feo y el malo empieza con un par
de tipos dirigiéndose a un salón con pinta de más abandonado que Marina D´or, no
sabemos por qué, ni por qué no. El caso es que se toman su tiempo para llegar, y
cuando llegan, se oyen unos cuantos tiros, y el culmen de la belleza masculina
salta por la ventana, y para que no nos perdamos, nos dicen exactamente quién
es: el Feo. Dicho Feo, por mejor nombre Tuko Benedicto Pacífico Juan María
Ramírez, El Puerco para los amigos, monta sobre un caballo y se da el piro
vampiro, mientras uno de sus asesinos, con un brazo inservible, intenta disparar
como puede, y falla, claro.
Bien, el Feo anda por ahí cabalgando y le
tienden una emboscada, y le dicen “¿Sabes que tu cara se parece a la de uno que
vale 2000 $...?”. Y una voz le contesta “Sí. Pero tú no te pareces al que los va
a cobrar” (¿Chulería? ¿Dónde?). Allí aparece el tito Clint y con su sistema
Gabardina de disparo patentado (parece que llevo las manos en los bolsillos,
pero los tengo agujereados para llevar una escopeta oculta y lista para el PUM),
se carga a los tres, y entrega él a Tuko, quien hace gala de una retórica
asombrosa para soltar una ristra de juramentos que harían palidecer al mismísimo
Archibaldo Haddock, SIN decir un solo taco. Tuko asegura que “manda a la horca a
un pobre hombre, que no ha hecho mal a nadie”, pero cuando le tienen montado en
un caballo que hace las veces de cadalso y con la soga al cuello, la lista de
sus delitos se lleva diez minutos largos. Minutos que Sentencia, que pasaba por
allí, aprovecha para informarse sobre Bill Carson y montarse en la diligencia
hacia Santa Ana, donde encontrará a una chica que podrá decirle su paradero más
exacto.
A decir verdad, me gustaría referir aquí toda la
película, ganas no me faltan... pero no se trata de algo como lo de la semana
pasada, que os lo puedo contar porque verdaderamente no es algo que merezca la
pena ver más que por reírse. Se trata de una película buena de verdad, que
merece ser vista, y más de una vez, y si la destripo por completo, nadie querrá
verla. Sólo puedo decir que Sentencia no será el único a buscar la pasta, y el
periplo del Bueno, el Feo y el Malo les llevará a través del país, del ejército,
la guerra, ambos bandos y un duelo que ha quedado para la
posteridad.
De este tipo de películas, siempre se ha dicho
que era “cine barato... de poca enjundia... puro entretenimiento...”, pero lo
cierto es que la cinta que nos ocupa, es muy aprovechable y tiene puntos de
guión memorables. Es cierto que el propio Sergio Leone, decía de Clint Eastwood
que “tiene dos maneras de actuar: con sombrero y sin sombrero”, pero su papel
de Rubio es el de un hombre frío, un pistolero seguro de su propia rapidez y sus
escasos escrúpulos; no es un personaje de grandes pasiones o sentimientos, sino
todo lo contrario. Y toda la pasión que le falta a Eastwood, Eli Wallach (el
Feo) la da de sobras, repartiendo odio, simpatía, rabia, codicia... a
granel.
El bueno, el feo y el malo, es una película
estupenda para ver una tarde tonta de agosto, de esas que la ciudad está vacía
como un desierto, hace cuarenta grados a la sombra y el primero que se levanta
del sofá, tiene que traer refrescos para todos. Dos horas y media que se pasan
sin sentir.
“Estoy buscando medio cigarro, en la boca de un
hijo de perra, alto, rubio y de pocas palabras”. Si no coges ésta frase, tienes
que ver más cine.
3 Comentarios
Madre mía xD "EL rincón de la caspa " me ha matado, como te pases, te cambio el nombre de la sección, jajajajaja.
ResponderEliminarA ver con qué nos sorprendes el sábado que viene.
Jejejeje, para la semana que viene, algo más cutrecillo, y para la otra, algo más presentable. Así vamos alternando XD
ResponderEliminarMuy buena película. Bueno de hecho, toda la trilogía. "La muerte tenía un precio", con su escena del duelo con los relojes (La música de Ennio Morricone sensacional) y la frase "Nada viejo, que no me salía la cuenta" del final, cuando todos los cadáveres están en el carro y sólo quedaba uno escondido, "Por un puñado de dólares", con la escena de la puerta de la estufa ("Cuando un pistolero se enfrenta a alguien armado con un rifle, es hombre muerto") y la frase "Los Baxter a un lado, los Rojo al otro... y yo en medio". Al que diga que estas películas son malas le reto a caminar por un lado de la calle principal del pueblo XD.
ResponderEliminarRecuerdo que cuando jugábamos al Bang! siempre alguien se traía la música de esta trilogía. ¡Eso sí que era ambientación!
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