Cine con Rabia.

Mediatres nos ha traído este año The Yellow Sea de Na Hong-jin, una película coreana que debe ver cualquiera que se vea atraído por el drama, el buen thriller y la violencia. Una película que trata sobre la rabia, sobre la ira como una enfermedad, que hace que nos pudramos por dentro y sólo quede una única salida.


La pelĆ­cula nos sitĆŗa en la ciudad de Yanji, en la frontera con Rusia, China y Corea del Norte, un lugar donde la gente malvive y que para obtener algo de comodidad deben realizar peligrosas actividades ilegales para las mafias. Gu-nam es uno de esos ciudadanos que malviven como taxista, debiendo una gran cantidad de dinero tras pagar un caro viaje a su mujer a Corea del Sur donde asentarse y conseguir una vida mejor.

Pero las deudas agobian a nuestro protagonista, y el no tener noticia alguna de su mujer provoca a su vez que una rabia en él empiece a despertar. Cuando un líder de la mafia le pida asesinar a alguien en Corea del Sur a cambio de liquidar la deuda, Gu-nam ve en tal propuesta la única salida a su precaria vida y para vengarse de su esposa. Lo que no sabe es que se adentra en una vorÔgine de violencia de donde es difícil salir.


La rabia que se apodera del hombre.

Hace relativamente poco que me considero un fan de las películas coreanas, al menos desde la fantÔstica The Host, y cada vez que llega algunas de sus maestrías, me ilusiona mÔs preguntarme qué me voy a encontrar. The Yellow Sea es una película que comienza con un ritmo pausado pero sin desesperarnos, y ya sus primeras palabras en voz del protagonista nos resume qué nos vamos a encontrar con una bonita metÔfora sobre un perro que contrajo la rabia. Al principio sólo veremos detallados paisajes de miseria, detalladas interpretaciones de un protagonista exhausto, casi inútil, pero con un espíritu de lucha y una inteligencia que no es capaz de usar como debería. Y serÔ la idea de seguir viviendo en esa miseria palpable, del peligro que corre su hija ante los acreedores y los celos por la idea de que su mujer se gane la vida de forma deshonesta en tierras extranjeras, lo que provoca que él, como su perro, contraiga una rabia al cual no puede poner fin, una rabia latente en cada esquina de su ciudad y que contrae sin remedio. Aceptar la misión significa que si falla su hija serÔ ejecutada.
Dividida en cuatro capĆ­tulos, no sólo vemos miseria, tambiĆ©n se toma su tiempo Na Hong-jin para mostrarnos el viaje ilegal hacia Corea de nuestro protagonista y otros de sus iguales como mercancĆ­as, y luego cómo ha de desenvolverse en un paĆ­s con un mayor “nivel de vida”, sin miseria palpable aunque estĆ© oculta en algunas barriadas, y llenas de cierta hipocresĆ­a. Hasta aquĆ­ todo con ese ritmo pausado, pero que nos mantiene en vilo, llegando a empatizar mĆ”s con un protagonista que debe aprender el oficio de asesino con los errores y aciertos que comete, mostrĆ”ndonos su lucidez y humanidad. Pero es el asesinato lo que provocarĆ” el pistoletazo para que la pelĆ­cula se convierta en una monumental montaƱa rusa en todos sus costados. Grandes persecuciones, violencia descarnada, grupos de mafias que se enfrentan entre sĆ­… y nuestro protagonista en medio, perseguido por todos, sin oportunidad de huir o escapar pese a que es su prioridad mientras nos adentramos mĆ”s en su desesperación, en como esa rabia va salpicando a todo personaje y como todo llega a su inevitable final descarnado que no deja indiferente a nadie, mientras aĆŗn queda tiempo para hacer sus pausas y mostrarnos todos los matices que guarda la pelĆ­cula, con sĆ­mbolos hasta en una mancha de humedad que pudre la pared.

Ese es nuestro protagonista, un ser que se va pudriendo y que lucha ya no sólo por sobrevivir sino por remediar de alguna forma la podredumbre que ha provocado, o cree haber provocado en sí y sus consecuencias a terceros.
La película estÔ bien ejecutada, se nota la diferencia de cÔmaras en la primera parte de la película que intenta asemejarse a los documentales, mientras que la segunda cambia a una calidad mayor para mostrar mejor cada persecución. Las coreografías son caóticas y detalladas al mismo tiempo para mostrar realismo dentro de lo irreal, porque veremos personajes recibiendo mÔs hachazos que un tronco y andar como si le picara un mosquito, pero es el conjunto, ver que les duele y sangran, lo que hace que recordemos que en películas hollywoodienses salen de explosiones como si nada y tampoco nos quejamos tanto.

Lo peor sea que realmente no estamos ante una historia innovadora, estamos ante algo ya visto pero contada de una forma pocas veces vista, con entusiasmo y “rabia” –perdonadme la repetición de la palabra-, y al final intenta rizar tanto el rizo que puede causarnos todo una macabra guasa no del gusto de muchos. Ah, eso y la persecución en coche, que se nota demasiado el croma.


En definitiva, una pelĆ­cula que no os debĆ©is perder pero que hay que ver teniendo en cuenta que no es una pelĆ­cula de acción ni persecuciones pese a que las haya. Es un drama, un thriller, una crĆ­tica a la sociedad en muchos Ć”mbitos adornada con esas dosis de violencia que provoca que algunos sonriamos malĆ©volamente con gusto. Una pelĆ­cula que no te has de perder si lo que acabas de leer te ha gustado, sin temer a su excesivo tiempo, el cual pasa volando gracias al buen hacer de dirección y producción. 

Ficha TƩcnica

Dirección & Guión: Na Hong-jin

Producción: Popcorn film. 

GƩnero: Thriller, Drama.

AƱo: 2010

Duración: 141 minutos.