Los prostÃbulos de la época utilizaban el maneki neko como recurso en sus entradas. Nunca se supo si el se usaba como un juego de palabras por la denominación de la «llamada de las gatas» (asà eran también conocidas las prostitutas por esos años) como parece indicar la patita que se mueve constantemente en el adorno gatuno.
Una leyenda dice que un hombre rico se resguardó de la lluvia bajo un árbol, visualizando un gato que hacÃa señas con su extremidad delantera. El hombre lo consideró curioso y fue al lado del animal, salvando su vida al caer un rayo en el lugar que se hallaba antes.
Agradecido, quiso conocer al dueño, un pobre sacerdote que amaba dos cosas: el mencionado gato y la iglesia derruida donde vivÃa, de más está decir que el lugar fue restaurado como compensación.
El maneki neko se expandÃa como objeto de buena fortuna, pronto las casas, negocios y posadas incluirÃan en sus entradas pequeñas estatuas al representante de la prosperidad, con formas y atuendos variados: ojos abiertos o cerrados, con abrigos, bufandas, lámparas, cintas variadas, cascabeles en el cuello, monedas; pero la caracterÃstica más usual para diferenciarlos son los diferentes colores, hallando:
Dorado: para tener siempre dinero en nuestros bolsillos
Blanco: la pureza que sirve a restaurantes y negocios, atrae clientes fieles.
Rojo: para ahuyentar malos espÃritus y enfermedades
Negro: aleja la maldad y el rencor.
Rosa: simboliza el amor
Verde: éxito en estudios. Finalizando veremos el gato tricolor, exitoso por su popularidad de buena suerte, siendo el más fuerte de todos los maneki neko.
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