Acorralado; 20º aniversario.

Corría el año 1982, la guerra de Vietnam, finalizada siete años antes (al menos, para el resto del mundo), había dejado un regusto muy amargo en los estadojuntitenses. La guerra se había perdido, pero además, los movimientos “hippies” la habían condenado duramente; se trató de una guerra que, a diferencia de otras, como la Segunda Ídem Mundial, no fue considerada en absoluto una “batalla por la libertad y la justicia…”. Durante la década de los setenta, los movimientos demócratas, liberales y pacifistas, que componían una gran oleada de la población, habían estado ferozmente en contra del Vietnam (algo parecido a lo que sucedió aquí cuando la Guerra de Irak, con Aznar), pero el gobierno hizo caso omiso de las peticiones de la población, y tomó parte en la contienda. Finalmente, ante el rechazo social y la derrota, fue como si el mismo gobierno intentase… ocultar a los reclutas que sobrevivieron a la contienda. Éstos, tenían que pasar por volver a su país y que sus propios compatriotas les insultasen y llamasen asesinos de niños, cuando ellos, a fin de cuentas, sólo habían ido donde les habían mandado ir. No fueron pocos los soldados que, en medio de profundas depresiones, se lanzó a drogadicciones diversas, se suicidó o cometió delitos, dado que se vieron abandonados para recibir algún tipo de agradecimiento, ayuda, o simplemente tratamiento psicológico, por ese mismo gobierno que les exigió que fueran a una guerra que ni les iba ni les venía, y dejaron en ella la salud o la vida…




    En medio de ese marco, se desarrolló la novela de David Morrell, First Blood, adaptada al cine bajo el título homónimo y llamada en España Acorralado (Primera Sangre en América Latina). La novela nos cuenta la historia de un joven soldado, vuelto a su país natal, que se encuentra absolutamente solo, confundido y lleno de traumas por su experiencia vivida en Vietnam. Metido en una sociedad que le rechaza y prejuzga simplemente por haber estado en una contienda bélica que detestan, John Rambo es un niño rechazado. Un ser roto por su pasado que sabe que sus compatriotas le desprecian, pero no cesa de buscar vínculos afectivos, algo que le ligue a la vida aún… en su periplo, topa con un sheriff terriblemente prepotente que, en un principio, se ofrece a llevarle en el coche-patrulla, simplemente para que no pare en su pueblo, tomándole por una especie de vagabundo. Durante el viaje, no deja de provocar a Rambo, precisamente por su opinión prejuzgada de él. El joven soldado, tercamente, sabiendo que no ha hecho nada que excuse ser echado del pueblo, tan pronto como le deja en las afueras, echa a andar de nuevo hacia el mismo, lo que provoca la ira del sheriff, quien lo toma como una especie de competición de a ver quién mea más lejos; cachea a Rambo y le encuentra el famoso cuchillo que usa “para cazar”, pero al Sheriff le sirve de pretexto para detenerle y encarcelarle.



      En la comisaría, los policías pueblerinos, acostumbrados a ser Palabra y Ley, y tan cargados de prepotencia como el propio sheriff, se ensañan brutalmente con Rambo, hasta que éste revive en sus recuerdos las experiencias en campos de prisioneros de Vietnam, y reacciona como un animal acorralado, cargando contra los agentes y escapando de la prisión, a objeto de ocultarse en el bosque que rodea el pueblo. Los agentes organizan la “caza del hombre”, y accidentalmente, uno de ellos, amigo personal del sheriff, muere en el intento de matar a Rambo, lo que provoca que, si antes el sheriff se lo tomaba como algo personal, ahora se lo tome como algo encarnizado que le escuece en lo más vivo.

     La caza de Rambo se prolonga durante la noche, con perros incluso, pero el joven soldado, experto en supervivencia, ha colocado trampas artesanales por toda la zona, en la que caen los policías uno a uno, hasta que puede encararse con el sheriff, cuchillo en garganta, a quien le hace saber que podría haberles matado a todos… y que se largue. El sheriff llorará de terror cuando Rambo se aleje, pero no cejará en su empeño de capturar al ex combatiente, y más aún cuando la televisión y los periódicos se hagan eco de la fuga.


    Enterado de la situación del soldado, y dispuesto a llevárselo, hace su aparición su antiguo coronel, Sam Trauman, quien recuerda al sheriff que John Rambo no es un muerto de hambre cualquiera… es un boina verde, entrenado para sobrevivir y matar, matar con lo que sea… “Ese hombre es excepcional con armas de fuego, con el cuchillo, con sus propias manos… Ese hombre está entrenado para ignorar el dolor, las condiciones climatológicas… vivir de lo que da la tierra, comer cosas que harían vomitar a una cabra. En Vietnam, la misión de mis hombres era eliminar a ciertos enemigos, ¡matar! Punto. Matar o morir. Y Rambo, era el mejor”. Trauman le dice que, para atrapar a Rambo, levante el sitio y le deje marchar, no hará daño a nadie, y dentro de un par de semanas, le cogerán en alguna gasolinera lavando coches… el Sheriff se niega, y persiste en su empeño de darle caza, a lo que el coronel contesta la frase que, al igual que otras de la cinta, se ha convertido ya en una cita del Cine:

     -Siga con su guerra, pero no se olvide de una cosa.
      -¿De qué?
     -De tener una buena provisión de ataúdes.

    Como es natural, y debido a la terquedad del Sheriff y a la ira de Rambo, la situación se complica más y más, llegando a declarar el estado de excepción en el pueblo, prohibiendo a la gente salir de sus casas y con el sheriff y el ex combatiente a tiro limpio en medio del sitio, cual duelo en O.K. Corral, hasta que al fin el soldado malhiere al sheriff y se encuentra a punto de matarlo, momento en que Trauman le pide que pare. Rambo parece “despertar” de su guerrilla particular, y se da cuenta que no saldrá vivo del pueblo si continua luchando, que en algún momento, se tiene que detener… pero su rabia y tristeza hablan por su boca, dejándonos un monólogo tan emotivo como memorable:


http://www.youtube.com/watch?v=ScIRKprkLCQ&feature=colike

     Dicho monólogo, que no aparece en la novela original, se ha convertido ya en un clásico del pacifismo y de las secuelas que experimentaban los soldados al volver del frente. Arropado por la música del ganador del Oscar Jerry Goldsmith y la canción “It´s a long road”, Acorralado vino a demostrar que la ideas románticas de la guerra caballerosa, de los héroes volviendo del frente con honores y vítores, de los excombatientes que se sentían orgullosos de sus hazañas bélicas… había tocado a su fin, y la guerra se convirtió en el suceso horroroso y cruel que en realidad, había sido siempre. No obstante, Acorralado terminó con una nota de esperanza. A diferencia de la novela, en la que John Rambo termina muerto al final de la misma, los guionistas Michael Kozoll y William Sackheim (con la colaboración del propio Stallone que, merced a su guión original de Rocky, logró que su opinión de dejar vivo al protagonista, tuviese peso), decidieron que Rambo no muriese. Stallone llegó a tomar cariño por su personaje, si bien en las secuelas, su emblema de la no violencia se viese perdido por el excesivo patrioterismo del que se caracterizó la década de los ochenta, y tuviese que esperar hasta la década del 2000 para hacer la última entrega de Rambo, en la que el personaje, tras veinte años de existencia, logra al fin reconciliarse con la humanidad entera. 




¡Corten!